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Carrillo defiende el comunismo, pese a "sus errores y sus crímenes"

Un ensayo del veterano líder político repasa la historia del siglo XX

Miguel Ángel Villena

El movimiento comunista ha ayudado al avance de la Humanidad. Así de tajante se mostró ayer Santiago Carrillo al presentar su libro ¿Ha muerto el comunismo? (Plaza&Janés), donde repasa desde una óptica personal la trayectoria de los comunistas en todo el mundo a lo largo del siglo XX. No obstante, el que fuera secretario general del PCE entre 1960 y 1982 reconoció "errores y crímenes", especialmente en la URSS de Stalin.

Santiago Carrillo (Gijón, 1915) ofreció una definición de lo que significa hoy ser comunista. "Se trata", comentó, "de no ser dogmático, de ser partidario de la libertad y de la democracia y de oponerse al sistema capitalista. De cualquier modo, el capitalismo debe ser sustituido por otro sistema donde prime el interés general frente al lucro y al beneficio individual". El veterano dirigente comunista, retirado de la política activa desde hace más de una década, englobó bajo esta definición tanto "a los socialistas de verdad como a los comunistas autocríticos con su pasado".Carrillo dejó claro que no había pretendido escribir una historia en sentido estricto del movimiento comunista internacional, sino que había intentado repasar la evolución de los comunistas a través de sus experiencias y opiniones. El libro está dividido en dos partes, una primera dedicada en exclusiva al comunismo soviético, desde Lenin hasta Gorbachov; y una segunda parte, donde analiza desde la III Internacional hasta la caída del muro de Berlín. Por sus páginas desfilan personajes como Lenin, Stalin, Jruschev, Gorbachov, Mao, Tito o Gramsci, entre otros.

A punta de bayonetas

Al enjuiciar las razones que llevaron al derrumbamiento del comunismo en Europa oriental, Carrillo explicó: "La caída rápida, estrepitosa y sin oposición de los regímenes de Europa oriental se debió a que el comunismo fue impuesto por las bayonetas del Ejército rojo tras el final de la II Guerra Mundial. Cuando las bayonetas dejaron de sostener a esos regímenes, se cayeron. El pecado, sancionado por los acuerdos de Yalta, pasa por llevar el socialismo a punta de bayoneta".En una reflexión sobre la actualidad, Carrillo puso en la picota el papel de los partidos políticos, especialmente los de izquierda. "Los partidos se hallan en un proceso de crisis", comentó, "y cabe plantearse si son válidos hoy como instrumento de intervención. Hay que revisar el concepto de partido de vanguardia porque hoy es imposible un cambio social sin el respaldo de un poderoso movimiento popular".

En la presentación del ensayo, Joaquín Estefanía, director de Opinión de EL PAÍS, indicó que "el capitalismo en una sociedad globalizada como la actual no tiene patria ni defiende intereses nacionales". "Por ello", añadió, "el reto de la izquierda apunta a trabajar también a nivel internacional". Estefanía subrayó que el libro de Carrillo se encuentra en las antípodas de una revisión de la historia que equipara el comunismo con el fascismo, como dos ideologías totalitarias. "Carrillo", dijo Estefanía, "entiende que el movimiento comunista no fue una ilusión sino una realidad que luchó por ideales de libertad, igualdad y fraternidad".

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