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Crítica:ROCK - GREEN DAY
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Punkis profesionales

A pesar de la categoría de multivendedor en todo el mundo de este grupo, clásico en el género punki, el público no abarrotó en esta ocasión y como muchas otras veces el recinto, si bien los asistentes sí exhibían actitud de incondicionales y sirvieron de coartada al trío californiano para ese status de estrellas del rock del que hacen gala.El trío vino con un extraordinario repertorio, lo mejor que poseen, llenos de melodías luminosas, ritmos trepidantes y riffs guitarreros que recuerdan a rock de toda la vida, pero que, tocados a gran velocidad, inyectan en el oyente una sensación adrenalínica que empuja a dar saltos al ritmo. Es la receta original del punki, pero aplicada por Green Day de un modo tan excesivamente profesional que da la impresión de que pudieran tocar igual de bien incluso dormidos. Esto puede ser para bien o para mal, porque bien está que los músicos toquen bien; pero más sospechoso resulta cuando se trata de tocar punki-rock. El grupo, por cierto, no se cortó nada en utilizar los viejos trucos del rock en vivo: mucho hacer gritar a la gente "¡Eo, Eo...!", mucho pedir palmas, algún recurso escénico un tanto tosco -un trompetista con más cara de luchador y tutú de bailarina-, vaciar botellas de agua sobre el respetable, hablar en mal castellano para no decir nada... Todo previsible.

Green Day

Billie Joe Armstrong (voz y guitarra), Mike Dirnt (bajo) y Tre Cool (batería). Sala La Riviera. 4.000 pesetas. Madrid, martes 28 de noviembre.

Con un Billie Joe Amstrong especialmente histriónico y los otros dos componentes extraordinariamente concentrados en su tarea, la banda arrancó con un tema del 97, Nice guys finish last, para dar paso a algunas de las canciones de su último disco, el garajero Warning. Tras ellas, vino un completo repaso a su discografía, en el que cabe reseñar los rescates de la época de su segundo disco, Kerplunk con Welcome to paradise y 2000 light years away. En King for a day, Amstrong se colocaba una corona y dejaba que otro guitarrista se ocupara de su trabajo, mientras él hacía de cantante-manos-libres. Y así fue la tónica de la velada hasta el final de la hora y media de concierto, con final apoteósico y bises coronados con Pasalaqua y Macy's day. Fue un concierto muy correcto, aunque quizá demasiado profesional.

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