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Umberto Eco regresa a la Edad Media con las aventuras del pícaro Baudolino

Se publica en Italia la nueva novela del escritor y semiólogo

Seis años después de su última incursión en la literatura de ficción con La isla del día anterior, Umberto Eco (Alessandria, 1932) regresa al género que le abrió las puertas de la fama internacional con otra novela ambientada en la Edad Media, Baudolino. Esta vez no es una intriga desarrollada en conventos y abadías, como en la famosa El nombre de la rosa, sino la historia menor de un pícaro, la que sirve de pretexto al escritor para reinventar la historia con mayúsculas.

Ingredientes mágicos

La novela, que acaba de aparecer en las librerías italianas (y que en España será publicada por la editorial Lumen), ha sido acogida con entusiasmo por la crítica aunque hay quien considera que el texto se resiente de exceso de acción y de palabras. Eco, un italiano universal que vive a caballo entre su casa de Milán, Bolonia y Estados Unidos, regresa a su ciudad natal, Alessandria, en el Piamonte (noroeste de Italia), con Baudolino, que lleva el nombre del fantasmal patrón local y gira por el mundo inventando historias y logrando a veces, con la fascinación de su palabra, que se hagan verdaderas. Tanto es así que más de un crítico ha visto al propio Eco bajo la fisonomía del pícaro Baudolino. El semiólogo vuelve al terreno de la literatura después de haber reelaborado la biblia de la semiología con Kant y el ornitorrinco, libro publicado en Italia en 1997, con un apreciable éxito de ventas, pese a la dificultad temática. Con Baudolino, un pícaro a la italiana, es decir, un "furbo" (astuto) cultivado, que ha estudiado en la Universidad de París y ha vivido en la corte del emperador Federico, Eco pretende dar otra visión de la historia. Las peripecias que vive (o inventa) su héroe improbable le sirven de hilo conductor para presentar al lector los acontecimientos vertiginosos del siglo XII: las invasiones, asedios, viajes, fundaciones de ciudades, grandes y pequeñas guerras, fanatismos religiosos como una exótica galería de personajes y lugares, llenos de ironía.

El conocimiento profundo de esa etapa de la historia le permite a Eco fabular y moverse cómodamente entre ficción y realidad histórica, contraponiendo al mentiroso Baudolino con la figura de un historiador riguroso, Niceta Coniate, un sabio bizantino salvado por el protagonista de una Constantinopla sumida en el caos de saqueos, incendios y robos en plena ofensiva de los caballeros cristianos de la Tercera Cruzada. El hábil narrador que es Eco, en busca siempre del Santo Grial del éxito internacional, ha mezclado de nuevo en Baudolino los ingredientes mágicos que le hicieron vender centenares de miles de copias de su primera novela, El nombre de la rosa. Está por ver que haya conseguido el mismo producto.En la presentación de Baudolino, en Alessandria, un lector curioso preguntó a Eco sobre las diferencias entre una y otra novela, teniendo en cuenta que ambas son historias medievales. "El primero era un medievo monástico y con hábito, el segundo es picaresco y en ropa interior", contestó Eco. "Preferiría vivir en el primero porque los monjes comían mejor y, de vez en cuando, se lo montaban con alguna chica". Pese a la devoción que suscita Eco entre sus paisanos y a los ríos de tinta laudatoria que han corrido a cuenta de Baudolino, en el diario La Repubblica Enzo Golino no dejaba de lamentarse de la aglomeración de cosas que ocurren en el libro, que, dice, "se resiente de una acumulación excesiva".

Por las páginas de Baudolino campea la palabra con toda su magia y su poder (después de todo, recuerda el autor, el conocimiento es poder, aunque no sólo el conocimiento lingüístico), capaz de crear historia a golpe de intensidad. Como le ocurrió con casi todas sus novelas, Eco intentó situar Baudolino en el tiempo actual, pero desistió enseguida, una vez vista la dificultad de manejar el presente con la misma libertad que el pasado remoto. Sin apartarse del contexto histórico, Eco convierte la Edad Media en un territorio óptimo para la invención literaria, repleto de personajes fabulosos, hazañas absurdas y admirables, pasiones descomunales que tienen a Baudolino como héroe o inventor.

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