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El simposio sobre el franquismo señala la nula eficacia de su centralismo

El profesor Juan P. Fusi, de la Universidad Complutense de Madrid, fue el último ponente que expuso sus tesis en el simposio El franquismo. Un balance desde el fin de siglo, que ayer se clausuró en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Fusi disertó sobre las identidades nacionales durante el franquismo y afirmó, como resumen de su intervención, que "el legado de Franco es un agravado problema regional".

La jornada de clausura del simposio no fue tal como los organizadores pensaban. No podía de ser de otra manera, pues el asesinato de Ernest Lluch no sólo alteró la vida académica al interrumpirse las clases en la UAB desde las doce de la mañana, sino que también afectó en el ánimo de los ponentes, algunos de ellos auténticos amigos y colegas de Lluch. Borja de Riquer, que actuó como moderador en una reducida versión del debate Franquismo e identidades nacionales, presentado por Juan P. Fusi, dijo: "Lo que se ha producido es un atentado a la inteligencia".En un resumen rápido de sus tesis, Fusi puso de relieve otra de las singularidades del régimen franquista que han sido expuestas en el simposio con relación a sistemas de características similares, al decir que "en España nunca hubo un auténtico nacionalismo español de masas. Desde principios del siglo XX fueron los militares, en especial los que se hallaban en África, quienes fundamentaron ese sentimiento". Fusi explicó que sobre todo a partir de 1939, el nacionalismo español se perfila como indisolublemente unido al catolicismo, y también a la idea de unidad del territorio. En los primeros años del franquismo se atacó toda muestra de sentimiento diferenciado hasta que en los años sesenta, el régimen se muestra tibiamente tolerante con ciertas producciones culturales en catalán, vasco y gallego.

Fusi explicó que aunque el centralismo formaba parte de su proyecto político, el régimen no mantuvo fidelidad en este aspecto, a diferencia de la represión, que fue constante en todo el periodo. "La idea de región no desapareció en el lenguaje en la época de Franco", dijo. Uno de los ejemplos que planteó sobre esta contradicción fue el hecho de que en la enseñanza de la geografía, España se visualizaba en los mapas escolares con la diferenciación de las regiones en distintos colores. También, aunque totalmente de manera despolitizada, el nacionalismo español se sustentó en el folclorismo regional. Así se adoptó como signo de identidad el folclore andaluz y se tendió a la apropiación de estereotipos regionales como una manera de afirmación nacional. Este es el caso de la aproximación de lo aragonés a través de la imagen tópica del baturro. También se incorporaron al nacionalismo ciertas peculiaridades regionales valencianas y castellanas, según explicó Fusi. Dentro de esta contradicción del sistema y de su nacionalismo, que generó por reacción la potenciación y la afirmación de los nacionalismo y regionalismos no españolistas, Fusi ve en la planificación de los polos de desarrollo otro de los elementos que hacen evidente la vertebración regional de España. "El franquismo, para evitar el concepto de región histórica hablaba de regiones naturales como el valle del Ebro, la Meseta, la región galaica, la región levantina... configuraciones naturales que si exceptuamos la más artificial, como es la Comunidad de Madrid, dibujarían luego el mapa del Estado de las Autonomías". Fusi argumentó con distintas razones cómo tras la muerte de Franco existe un sentimiento nacionalista no español mucho más fuerte que antes de la sublevación.

Cerró el simposio Josep Benet, quien animó a los jóvenes a aprovecharse de gente como él, dado que por su edad vivió el franquismo de los años cuarenta. "El otro día oí como se frivolizaba con el recuerdo del franquismo con una serie de anécdotas de los años setenta de cómo, tras una reunión clandestina, la policía llevó a comisaría a los participantes. En los años cuarenta, esa misma situación hubiera llevado directamente al pelotón de fusilamiento", dijo.

Antes de estas intervenciones, en la primera sesión de la jornada, titulada El franquismo a Catalunya: política y cultura, Joan B. Culla había insistido en el hecho de que por tratarse de una cuestión obvia, no se analiza la naturaleza del nacionalismo español.

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