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Tribuna:ESCUELA PÚBLICA Y CONCERTADA
Tribuna
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Datos veraces, ¿conclusiones ciertas? EMILI PONS I CARRERAS

Hace ya un par de años, o quizá tres, una prestigiosa institución estatal dio a conocer un curioso estudio sobre los conocimientos académicos de los alumnos de secundaria de diversas comunidades autónomas. Los resultados que se deducían de ese estudio eran tan mediocres que dieron pie a una dura crítica contra el nuevo sistema educativo, la LOGSE, y animaron a sus detractores tradicionales a exigir profundos cambios que se centraban, sobre todo, en la ESO.En el fragor de la batalla nadie tuvo tiempo, al parecer, para verificar que aquellos resultados académicos, atendiendo a las fechas en que se obtuvieron y al calendario de implantación de la LOGSE, sólo podían corresponder a alumnos educados en el marco del antiguo sistema educativo.

Quiero decir con ello que la veracidad de los datos no siempre avala la veracidad de las conclusiones, y que para analizar datos que se desarrollan en un marco cronológico hace falta, al menos, conocer la cronología.

Estas consideraciones me las sugieren algunas informaciones sobre la enseñanza que han aparecido recientemente en la prensa y que, de hecho, aparecen cada año cuando está próximo el debate parlamentario sobre los Presupuestos de la Generalitat de Cataluña.

Concretamente, he podido leer afirmaciones tan graves como que, en los últimos cuatro años, la ESO pública ha cedido casi 10 puntos a la concertada, y también que la subvención a la escuela concertada ha aumentado el 33% en cinco años.

Ambas afirmaciones, de ser ciertas, serían muy preocupantes. Con tal evolución en la demanda de plazas de ESO, el desmantelamiento de la enseñanza pública sería una realidad, y se daría la razón con ello a quienes lo denuncian, con tanto entusiasmo, por cierto, que podría parecer que incluso lo desean. Del mismo modo, un incremento tan sustancial de las subvenciones a la escuela privada iría en detrimento de la financiación de la escuela pública, puesto que no se menciona que ésta se haya beneficiado de ningún tipo de incremento presupuestario. Afirmaciones tan rotundas como las indicadas suelen sustentarse sobre datos que son reales, pero que han sido aislados previamente de su propio contexto, de tal modo que conducen a conclusiones grotescas.

En el primer ejemplo, es muy fácil constatar este hecho. Efectivamente, si nos ceñimos a los últimos cuatro años (1996-2000), la ESO concertada ha crecido a un ritmo superior que la ESO pública. Pero es que, en 1996, cuando se generalizó esta enseñanza, la mayor parte de los centros públicos ya la estaban impartiendo y, en cambio, la mayoría de los centros concertados empezaron a impartirla en aquel preciso momento.

Para poder comparar de forma fiable la evolución de la demanda de plazas de ESO públicas y concertadas es necesario utilizar datos comparables, y esto sólo es posible a partir de la matrícula de primero de ESO del curso 1996-1997. Si se realiza este ejercicio, se comprueba que las oscilaciones entre la escuela pública y la privada, en estos cuatro años, no superan el porcentaje de un punto.

El segundo ejemplo al que he hecho referencia, el incremento de las subvenciones a la escuela concertada, requiere un estudio más complejo, pero no por ello menos comprensible.

La aplicación de la LOGSE ha comportado un aumento considerable del gasto público, esencialmente como consecuencia del incremento del número de profesores derivado de estos tres factores: la diversificación de los currículos, la reducción de las ratios de alumnos y la prolongación de los estudios obligatorios hasta los 16 años en lugar de los 14. Estas medidas, desde luego en beneficio de la calidad de la enseñanza, afectan tanto a la escuela pública como a la concertada, puesto que a ambas afecta la LOGSE.

También afecta un cuarto factor, la negociación sindical, que ha permitido también la mejora de las condiciones laborales del profesorado, tanto en la escuela pública como en la concertada. A lo largo de los últimos cinco años, el salario de los profesores de la escuela concertada, que lo perciben directamente de la Administración educativa a través del pago delegado, se ha incrementado hasta alcanzar el 95% del salario de los profesores de la escuela pública, en beneficio, desde luego, de la calidad de la enseñanza.

Estos cuatro factores tienen tal envergadura que justifican con creces el incremento global que han experimentado las subvenciones a la concertada a lo largo de estos cinco años que son, precisamente, aquellos en los que se ha implantado la LOGSE. Del mismo modo que han justificado un crecimiento presupuestario muy superior en los centros públicos, en cuyo caso hay que añadir la construcción o reforma, entre 1990 i 2000, de más de 500 escuelas e institutos.

No es de recibo, en cambio, atribuir el mayor gasto generado por la escuela concertada a un supuesto crecimiento del número total de conciertos. Incluso teniendo en cuenta el impacto de la prolongación de la enseñanza obligatoria de los 14 a los 16 años, el número total de conciertos era, en el curso 1999-2000, inferior al del curso 1994-1995. Y en los próximos años es fácil prever que continuará esta reducción, del mismo modo que continuará también en la escuela pública, como consecuencia de la escasa natalidad de nuestro país.

Emili Pons i Carreras es director general de Centros Docentes del Departamento de Enseñanza.

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