¿Paz civilizada o violencia militarizada?
Estoy harto de violencia, crispación y falta de libertades, pues soy adicto a la Libertad. Estoy harto de que confundan paz con victoria militar, disidencia con delincuencia, democracia con acatamiento de la Constitución monárquica, desobediencia civil con terrorismo, tolerancia con un privilegio de los partidarios de lo establecido, pacifismo con sumisión, justicia con venganza.Estoy harto de prejuicios y fobias, incluida la lingüística, del espíritu de Las Ventas, de que nos quieran obligar a elegir bando en esta guerra, harto de quienes siembran miedo para luego ofrecernos protección armada a cambio de lealtad a la corona, de que quieran hacer de nosotros, los hijos de la inmigración (deportación económica franquista) la fuerza civil de choque en su cruzada por la unidad de España, de que cada cual critique la violencia ajena y mire para otro lado ante la de "los suyos", de que el valor de las víctimas dependa de quién fue su verdugo y el castigo impuesto de si trabajaba para el poder o contra él.
Estoy harto de que quienes recurren a Ghandi cuando les conviene, encarcelen a quieres siguen sus postulados no violentos de desobediencia civil, mientras intelectuales pesebreros, agradecidos de poltronas, se tapan los ojos y los oídos para abrir la boca hasta empacharse de "versión oficial". Intelectuales ignorantes, ¿o quizás no?, de que eso que segregan junto al hígado, no es intelecto, sino hiel, amarga hiel que aumenta la acidez social y nos acerca al enfrentamiento civil.
En Euskal Herria no sobra un grupo armado, sobran todos, y falta libertad para que el partidario de la constitución pueda defender su proyecto monárquico español sin la amenaza, el independista la independencia sin la amenaza de ETA, el federalista su proyecto, y yo la abolición del estado. No es necesario compartir un proyecto político para aceptar el derecho de alguien a defenderlo, eso es la democracia, pero en el Estado Español, no decir amén al gobierno parece ser sinónimo de terrorista. España va mal, muy mal, y no es de extrañar con semejantes intelectuales a la cabeza.
Y porque estoy harto, el sábado día 11 estuve en Usurbil al mediodía, para autoinculparme en solidaridad con los desobedientes civiles encarcelados por el gobierno, y para demostrar que existen vías pacíficas de lucha para cambiar las situaciones injustas, aunque otros apuesten por la guerra y nos las quieran negar. Después de 11 años de militancia antimilitarista, impulsando la insumisión, me lo pide el cuerpo. Por cierto, en esto de la mili, la desobediencia civil ya les ha metido un gol.-Iñaki Martín Cámara. Irún.
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