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Periodistas, expertos y empresarios debaten la "crisis de credibilidad" en la prensa

La Conferencia de Santiago alerta de cambios drásticos para el profesional de la información

Xosé Hermida

Por encima de sus diferencias, los empresarios, periodistas y científicos sociales que asistieron en Santiago de Compostela a la conferencia internacional sobre la sociedad de la información coincidieron ayer en constatar que los medios de comunicación del mundo desarrollado sufren una "crisis de credibilidad". La globalización y el surgimiento de Internet han creado una situación nueva en la que el oficio de periodista experimentará cambios drásticos. Para aportar ideas ante ese futuro, los expertos convocados por la Agencia Europea para la Cultura decidieron crear un foro de debate.

La conferencia, que contó con el patrocinio de la Unesco y el Consorcio de la Ciudad de Santiago y la colaboración de EL PAÍS, se clausuró ayer después de tres días de debates con el propósito de dar continuidad a sus trabajos. El foro será coordinado por su impulsor, el secretario general de la Agencia Europea para la Cultura, José Vidal Beneyto, y tiene el propósito de abrir una página web para difundir sus trabajos.La heterogeneidad de los integrantes del foro responde a una idea expuesta por el consejero delegado del grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, que presidió ayer la jornada de clausura. "En el debate sobre el futuro de los medios las respuestas no las pueden dar sólo los periodistas desde una concepción corporativa", explicó. Recogiendo una opinión generalizada entre los asistentes, Cebrián señaló que las circunstancias actuales auguran que "el periodismo en la forma en que lo conocemos va a desaparecer" y que el foro constituido en Santiago tratará de defender "el criterio democrático en el mundo de la comunicación".

Factoría de noticias

Cebrián aprovechó para criticar el concepto acuñado en Estados Unidos de periodista multimedia o "proveedor de contenidos para una factoría de noticias". "No estoy nada de acuerdo con esa idea de que el periodista debe andar con una cámara, un bolígrafo y una grabadora para surtir de contenidos a una empresa multimedia", comentó Cebrián. "De hecho, en PRISA tratamos de hacer lo contrario", agregó.Pese a las coincidencias expuestas en las conclusiones finales, la última jornada deparó un intenso debate que dividió a los asistentes a la conferencia en dos bandos: los académicos y los profesionales de los medios de comunicación. Los periodistas soportaron un chaparrón de opiniones profesorales muy críticas. El fuego lo abrió el filósofo francés Régis Debray, que en su país ya se ha convertido en una especia de mala conciencia de los medios. "Si hay una religión civil y democrática, los medios son su clero", afirmó Debray. "Tienen sus propios tribunales, su derecho canónigo y gozan del privilegio del fuero eclesiástico". Para Debray, el "poder mediático" acostumbra a repartir "lecciones de moralidad" mientras su propia actitud adolece de un "déficit evidente de normas éticas". "Y así se produce una paradoja: sin libertad de prensa no puede haber democracia, pero la propia prensa no respeta algunos principios democráticos", espetó Debray. Lo que antes era un "contrapoder", insistió el ex asesor del presidente François Mitterrand, se ha convertido en una "superpotencia".

Con similar actitud crítica, los profesores estadounidenses Lance Bennet y Theodore Glasser hablaron del nacimiento de un "nuevo periodismo" que va arrinconando las cuestiones profundas para dedicarse a los cotilleos sociales, al mundillo de los famosos y a los sucesos. Bennet ofreció datos: en Estados Unidos, la información internacional ocupaba hace 30 años el 45% del tiempo de los noticiarios de televisión, un porcentaje que se ha reducido al 15,5%, y en la década de los 90, las noticias sobre crímenes en los medios se multiplicaron por siete pese a que los delitos se redujeron a la mitad en ese período. El tratamiento de las guerras en los medios fue fustigado por el profesor de la Universidad de Londres Norte Daya Thussu, quien dijo que las grandes cadenas televisivas se han sometido a "una estrategia diseñada por técnicos del Pentágono".

El bando de los periodistas trató de defenderse. Responsables de las redacciones de The Independent, La Repubblica, La Vanguardia, EL PAÍS, Público, O Día o La Nación de Buenos Aires admitieron el avance del sensacionalismo, pero recordaron que es el mundo en general el que ha cambiado y se ha vuelto menos ideológico - "la sociedad se ha despolitizado", admitió el propio Debray-, y que en muchos lugares del mundo los periodistas aún se juegan la vida. "En la guerra de Kosovo ofrecimos a diario las opiniones del 'enemigo' y de las víctimas de los bombardeos", apuntó Antonio Polito, responsable de la información europea del diario italiano La Repubblica. Cebrián terció apelando a su triple condición de periodista, empresario y académico para recordar que algunas críticas expuestas ayer no son nuevas porque "ya en tiempos del caso Dreyffus se acusó a la prensa de sensacionalista".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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