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Dimite el ministro de Transportes alemán por un escándalo financiero

Pilar Bonet

El ministro de Transportes de Alemania, Reinhard Klimmt, dimitió ayer a consecuencia del escándalo financiero en el que se vio involucrado en los años noventa cuando era político local en el Estado federado del Sarre y presidente del club de fútbol Saarbrücken FC. Ésta es la primera vez que un miembro del Gobierno de coalición rojiverde se retira debido a la puesta en entredicho de su actitud ante la ley.En un intento de cerrar rápidamente un asunto que hubiera podido perjudicarle, el Gobierno designó ayer un sucesor para Klimmt. Se trata de Kurt Bodewig, de 41 años, que hasta ahora desempeñaba el cargo de secretario de Estado parlamentario en el Ministerio de Transportes. Bodewig procede de Renania del Norte-Westfalia, es miembro del Partido Social Demócrata (SPD) alemán desde los años setenta y tiene una amplia experiencia como sindicalista.

Schröder calificó ayer de "adecuada" la decisión del ministro. Klimmt, de 58 años, quien no ha podido resistir las intensas presiones para que dimitiera a las que le han sometido los dirigentes del SPD y posiblemente también el mismo canciller. Klimmt, que inicialmente se había declarado dispuesto a seguir en su puesto, mantuvo una conversación nocturna con el canciller el miércoles y tomó la decisión después. La noticia se filtró mientras el grupo parlamentario socialdemócrata del Bundestag (Parlamento federal) celebraba una reunión extraordinaria ayer por la mañana.

Malversación de fondos

Un tribunal local en la región del Sarre ha condenado esta semana a Klimmt a pagar una multa de 27.000 marcos por complicidad en una malversación de fondos a mediados de los noventa, cuando Klimmt era jefe del grupo parlamentario socialdemócrata en aquella región fronteriza con Francia y presidía el club de fútbol Saarbrücken. La multa le fue impuesta por haber aceptado que un dirigente de Cáritas, ahora en prisión, entregara más de 600.000 marcos de subvenciones ilegales al club, que estaba al borde de la ruina.Klimmt, que sigue vinculado a la directiva del club al igual que otros políticos locales miembros de la Unión Cristiana Democrática (CDU), aseguró que era inocente, pero aceptó la multa. Después, presionado por los dirigentes del SPD, presentó un recurso contra ella, pero ya no pudo acallar las críticas de la oposición ni de los compañeros del partido. Klimmt, un hombre considerado próximo al antiguo presidente del SPD Oskar Lafontaine, sustituyó a este político al frente del Gobierno del Sarre, cuando Lafontaine pasó a ser ministro de Finanzas en el Gabinete federal tras las elecciones de 1998. En 1999, Klimmt fue designado ministro de Transportes, cuando al titular de este departamento, Franz Müntefering, le fue encomendada la secretaría general del SPD.

Para la CDU, el caso Klimmt suponía una oportunidad de disminuir el peso específico de sus escándalos, ahora que el ex canciller Helmut Kohl se prepara para comparecer ante la comisión investigadora del Parlamento y está a punto de publicar sus diarios de los últimos meses. Volker Neumann, el presidente de la comisión parlamentaria que investigó a Helmut Kohl, afirmó que Klimmt le debilitaba en su posición.

Hasta ahora, el Gobierno de Schröder ha sufrido tres relevos, además del traslado de Bodo Hombach, el responsable de la cancillería, a Bruselas como coordinador del Pacto de Estabilidad de los Balcanes. En ninguno de ellos se puso en entredicho el respeto por la ley de los afectados. Desde el comienzo de esta legislatura, en 1998, el político socialdemócrata de más rango obligado a dimitir por sus prácticas financieras ha sido Günter Glogowski, el sucesor de Schröder al frente del Gobierno del land de Baja Sajonia, que aceptó servicios gratuitos de la operadora turística TUI.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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