La UE reclama a israelíes y palestinos la vuelta al diálogo
Recuperar el espíritu de la cumbre de Sharm el Sheij, en la que la mediación internacional logró un acuerdo entre israelíes y palestinos, fue el mensaje de la reunión ministerial euromediterránea, clausurada ayer en Marsella. Israelíes y palestinos, que se encontraban por primera vez desde aquella tortuosa reunión, hace cuatro semanas, coincidieron en su deseo de aplicar esos acuerdos, pero se reprocharon la falta de voluntad política para acabar con la violencia.
El foro, que agrupa a los 15 países de la UE y los 12 de la cuenca sur mediterránea, se celebró en un contexto muy delicado, "el más difícil desde la Conferencia de Barcelona (1995)", según confesó el ministro de Exteriores francés, Hubert Védrine, ante la sangrienta situación que viven Gaza y Cisjordania desde el pasado 28 de septiembre.En el documento de la presidencia francesa se hace un llamamiento a Israel y la Autoridad Palestina "para poner fin a la violencia" y "actuar con determinación para una aplicación completa e inmediata" de lo acordado en Sharm el Sheij, es decir, volver a la mesa de negociación, llamamientos a la paz por parte de ambos gobiernos y apertura de fronteras.
"Estimamos que hay secuencias de esos acuerdos que Yasir Arafat no ha cumplido", opinó el ministro israelí de Exteriores, Shlomo Ben Ami. "No estoy seguro de que el presidente palestino tenga capacidad o voluntad política para poner freno a la violencia", concluyó.
En representación del grupo árabe -Siria y Líbano decidieron boicotear el encuentro-, Nabil Shaath, ministro de Planificación y Cooperación Internacional palestino, dijo anoche que la declaración no recoge del todo el drama y las reivindicaciones de su pueblo y arremetió de nuevo contra "la perniciosa doctrina de neutralidad europea".
Védrine y el Alto Representante de la UE, Javier Solana, discreparon de esa tesis. "Lo que ante todo quiere Europa es ser útil, sugerir ideas y facilitar el proceso de paz sin olvidar que el eje de referencia de esa negociación continúa siendo EE UU", afirmó Védrine en representación de los Quince.
Sobre el futuro, la UE explora fórmulas que permitan darle una "función políticamente más activa" en Oriente Próximo, tal como piden israelíes y, sobre todo, palestinos. "Deben saber ejercer su influencia", afirmó Ben Ami.
Los europeos no quieren aún concretar públicamente sus ideas por estar todavía en fase de elaboración: envío de una misión de observadores civiles o, eventualmente, a más largo plazo, aportación militar a una fuerza de interposición. "Es prematuro", decía anoche Solana. EE UU e Israel tienen reservas, si bien el ministro Ben Ami se ha mostrado en Marsella más receptivo al respecto.
El Alto Representante de la UE anunció ayer que la comisión internacional que investigará la nueva Intifada se reunirá por primera vez el próximo día 26 en Nueva York. Solana, que forma parte de ella, no quiso avanzar la metodología de trabajo de los cinco investigadores (además de él, están el ex presidente turco Suleiman Demirel; el ministro de Exteriores noruego, Thorbjorn Jagland, y los senadores norteamericanos George Mitchell y Warren Rudman). Se limitó a recordar que el trabajo debe haber concluido en marzo.
Marsella ha servido para "revitalizar" el diálogo euromediterráneo nacido hace cinco años en Barcelona. Lo más sobresaliente es el mea culpa entonado por los europeos sobre la mala gestión de los programas de ayuda Meda. Los Quince han acordado que Meda-2 (2000-2006) tenga una cuantía de 5.350 millones de euros, inferior a los que pretendía la Comisión Europea, cantidad a la que habrá que añadir los créditos blandos del Banco Europeo de Inversiones (7.425 millones de euros).
Los árabes estiman la suma insuficiente, así como algunos socios comunitarios. "España hubiera querido una cantidad superior", reconoció el ministro Josep Piqué, pero los Balcanes reclaman atención prioritaria y no hay voluntad política para romper el techo de 10.000 millones de euros destinado al capítulo de ayuda exterior en las perspectivas presupuestarias hasta el año 2006, acordadas en la cumbre de Berlín en marzo de 1999.
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