_
_
_
_
Tribuna:LA SITUACIÓN POLÍTICA EN EUSKADI
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Mentiras, negocios y cintas de vídeo

Un mentecato, colaborador estrecho del fascismo vasco, se dedica a publicar en su folletín los nombres de las personas a las que le gustaría que los fachas de turno atacaran, o los de la capucha Ku- Klux-Klan y txapela pegaran un tiro o hicieran volar por los aires. Como presume que leer es tarea ardua para los cerebros a que se dirige, se lo rumia todo ello en vídeo, para mayor efectividad y reconocimiento claro de objetivos. A la par, una mesa de ínclitos dirigentes del fascismo vasco, la nacional de HB, con quien el PNV y EA siguen teniendo un pacto político, anuncia lo que ya sabíamos todos: que consideran al terrorismo fascista un medio "político" para conseguir el objetivo de una dictadura abertzale. Todo esto, el imbécil con su revistilla, los de la mesa con su sumisión al terrorismo, por la "construcción nacional". ¿Construcción nacional? ¿Seguro? Vayamos despacio.Por la "construcción nacional" se pronuncian a diario ETA, HB, PNV y EA, además de los de la unión nacional sindicalista (LAB y ELA). Santo y seña de la misma es la conversión de uno de los idiomas de los vascos en símbolo patriótico, con lo cual el otro se convierte en símbolo antipatriótico. Parece estupendo: el ultranacionalismo, coherente con el integrismo, hace también fundamentalismo lingüístico. Pero hete aquí que no. Resulta que el euskera, como se muere, se exige para cualquier cosa... menos para ser lehendakari nacionalista. Para cualquier cosa se exige, menos para dirigir la radio y televisión públicas de Euskadi, o ser diputado nacionalista. Incluso los mismos terroristas del ultranacionalismo se permiten escribir sus siglas con una sonora falta de ortografía en euskera, pues deberían llamarse EEA (Euskadi Eta Askatasuna), porque lo de ETA suena algo así como si dijéramos "Partío Fascista" en pronunciación castiza. Vaya, parece ahora que la "construcción nacional" no se aplica en casa propia. ¿Seguimos? Vamos allá.

La "construcción nacional", dicen quienes la promueven, tiene enemigos enormes (yo el primero, aviso). Uno de ellos es una prensa canalla que forma una especie de infantería de ataque: es españolista. Pero ¿y la prensa sedicente abertzale, muy patriótica y euskaldun? El único diario nacionalista que se publica en euskera vive de la teta pública, porque no se sostendría por sí mismo ni una semana. Los otros, el Deia y el Gara, resulta que se publican en su casi totalidad en español, la lengua de los malditos. ¿Y la "construcción nacional"? Ah, ya vamos aprendiendo que no se aplica en casa propia, que eso de perder lectores y mucha tela no va con el abertzalismo. Y así es, porque lo que sí se aplica para casa propia es precisamente el dinero que, como es público, sale gratis. Ahí están las partidas multimillonarias que dedicamos a ese noble esfuerzo de la construcción lingüístico-nacional del país. Un rábano le importó a HB, mientras estuvo en el Parlamento, las situaciones de miseria social que siguen existiendo en Euskadi. Sólo le interesó cuánto le tocaba en el reparto del dinero público. Y a fe que consiguió buena porción. Si no, que lo diga el dirigente del muy socialista y muy abertzale sindicato LAB, Díez Usabiaga, que se negó a votar la reducción de jornada laboral en el Parlamento, pero que puso la mano para que su sindicato se embolsase más de cien milloncetes del presupuesto general.

¿Y luego nos viene el mentecato de la revistilla y el vídeo diciendo quiénes son los enemigos de la "construcción nacional"? ¿Tendremos todavía que oír a quienes ni han chistado cuando les han repartido una lluvia de millones del dinero público que ellos son los que quieren la "construcción nacional"? ¿Tendrán la caradura de repetir que el terrorismo de ETA es un instrumento "político" para conseguirla?

Por lo pronto lo único claro es que el abertzalismo se está forrando con el cuento. Pagar pisos a tocateja y alojarse en hoteles de postín en el cogollito de París es normal entre los valientes gudaris de ETA. Es normal, porque jamás han dado cuenta de qué hacen con el dinero que roban a ciudadanos vascos. Como ellos ya saben lo que conviene a Euskal Herria, saben que lo más conveniente es mimar su propia persona. Y no sólo ETA: en las mismas Gestoras Pro Amnistía, con lo espartanas que parecen, algunos se han quedado con el dinero de las familias de los presos para atención de caprichos personales. ¿O dónde está si no el tipo que salía en imágenes de la ETB amenazando al concejal Pedrosa la Navidad anterior a su asesinato? No harían mal las familias de presos etarras en preguntar dónde van a parar sus dineros, porque aquí más de uno y de dos están viviendo del cuento.

¿Qué quiero decir con todo esto? Que cuando vea que los nacionalistas no se adjudican los puestos dirigentes contra sus supuestos criterios, cuando vea que ETA escribe correctamente su nombre en euskera, cuando vea que el Deia y el Gara se publican íntegramente en euskera, cuando vea a los de HB defender en el Parlamento la independencia sin apelar a los de las pistolas en vez de ir a ver qué sacan de los presupuestos, cuando se sepa en qué se gastan ETA y el desorden alfabético que le rodea la pasta que roban, cuando vea todo esto, entonces creeré que existe alguna idea política detrás de la "construcción nacional". Mientras tanto esto no es sino una gran mentira que encubre un redondo negocio.

José María Portillo Valdés es profesor de Historia Contemporánea de la UPV.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_