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El mayor museo de las ciencias de España

Péndulo de Foucault

La Generalitat abre hoy al público el Museu de les Ciències Príncipe Felipe, la mayor instalación dedicada a la divulgación científica de España y una de las mayores del mundo. El espectacular edificio, diseñado por el arquitecto e ingeniero valenciano Santiago Calatrava, es el centro del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, que ya cuenta con un cine IMAX y planetario, L'Hemisfèric, y que tiene en fase de construcción un palacio de la ópera y un parque oceanográfico. La grandiosidad del edificio, con 8.000 metros cuadrados dedicados a la exposición repartidos en tres plantas, además de otros servicios, es un reto para el director del museo, Manuel Toharia, quien debe lograr que el visitante dirija su interés en los contenidos y no sólo en el contenedor.Tras seis años de obras y una inversión de 26.000 millones de pesetas sólo para la construcción del edificio, el Museu de les Ciències arranca con un nuevo enfoque consistente en no poseer ninguna colección de objetos valiosos en propiedad que condicionen el discurso museístico. Así, el sistema de exposiciones temporales, con una vida de entre seis meses y cinco años, se renovará contínuamente para mostrar los aspectos más modernos de la ciencia y tecnología a nivel mundial.

Manuel Toharia, que no oculta su admiración por la espectacularidad del edificio, afirma que "el enfoque novedoso permitirá llevar a cabo una importante función educativa no reglada". El director ha procurado que los contenidos respondan a la filosofía de cuatro lemas: "Prohibido no tocar; Al salir, más preguntas que al entrar; Aquí no hay asignaturas y la ciencia fácil y divertida". "Todo suena a revolucionario y, sin duda, lo es. Pero es un museo en el que todos, sea cual sea su edad o su nivel cultural, deben poder disfrutar con la ciencia y sus aplicaciones", agrega.

Los contenidos inaugurales se han organizado en torno a tres grandes áreas, que se complementan con el museo virtual -que será un proveedor de información científica por Internet- y la zona denominada El legado de la ciencia, enla segunda planta, donde se expone el legado de los premios Nobel Santiago Ramón y Cajal, Severo Ochoa y Jean Dausset. En la planta baja se ha instalado Tecnópolis, con cinco exposiciones sobre la telecomunicación, el láser, la realidad virtual, la visión de la Comunidad Valenciana a través de los satélites y la biotecnología. En la primera planta, bajo el epígrafe de Escaparate de la Ciencia, se han ordenado nueve espacios de divulgación, con atención especial a los más pequeños. Aquí se muestran las aplicaciones científicas en el deporte, se realiza un recorrido por el mundo de las ballenas y de la electricidad a partir del enchufe y se explican las relaciones entre música y física.

Completan esta planta L'Espai dels xiquets, pensada para niños de entre tres y seis años; El rostre, que presenta las distintas facetas de la cara humana; Exploratorium, que dispone de 34 módulos para experimentar con conceptos científicos básicos; una sala para acceder a imágenes en tiempo real de distintos satélites meteorológicos; y otras dos zonas, La molécula del ADN y Volar, en las que se explicarán los éxitos y fracasos de la idea de imitar a los pájaros. También se ha instalado un espectacular Péndulo de Foucault que demostrará de manera sencilla cómo gira la Tierra.En la tercera planta, el museo ha reservado un gran espacio denominado Formas y Estructuras. En esta planta se incluye el propio edificio del museo como elemento expositivo en el área Santiago Calatrava, Arte y técnica, que recoge maquetas, planos y dibujos del arquitecto valenciano. A su lado, el área de Las vueltas de la vida divulga el papel de las espirales y las hélices; Los tesoros de la tierra recorre el mundo de los minerales; y 200.000 quilates agrupa 1.500 ejemplares de gemas y piedras preciosas. En el interior del edificio se han habilitado otros espacios de acceso libre.

El museo también alberga un auditorio con capacidad para 300 personas, cuatro aulas experimentales, así como diversos espacios modulares destinados a la prestación de servicios a empresas con el que se pretende generar una entrada adicional de ingresos.

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El Museu de les Ciències de Valencia, inaugurado oficialmente por el príncipe Felipe en marzo del año pasado pese a que las obras no estaban concluidas, pretende convertirse a partir de hoy en el polo de atracción del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Sus gestores calculan que cuando las instalaciones estén a pleno rendimiento serán visitadas por tres millones de personas anualmente.

La Ciudad de las Artes y las Ciencias, cuya conclusión tardará todavía al menos otros tres años, fue ideada inicialmente por los gobiernos socialistas de Joan Lerma, que llegaron a licitar las obras meses antes de las elecciones autonómicas de 1995 que dieron la victoria al popular Eduardo Zaplana. El Gobierno del PP optó entonces por paralizar el proyecto, reformarlo (sustituyendo una espectacular torre de comunicaciones por un palacio de la ópera, también de Calatrava) y ampliarlo (incluyendo un oceanográfico).

La ejecución del proyecto no ha estado, sin embargo, exenta de polémica. Los populares, que en la oposición acusaron l PSPV de abordar un proyecto faraónico cuyo coste se evaluaba en 28.000 millones de pesetas, se han visto obligados a dar todo tipo de garantías a los bancos prestamistas para sufragar un macrocomplejo que se eleva ya a casi 70.000 millones de pesetas y que, previsiblemente, no se terminará por menos de 100.000 millones. Paralelamente, la zona Este de Valencia donde se ubica el complejo se ha convertido en una de las principales áreas de expansión urbanística y económica de la ciudad, pese a que la estética de los nuevos barrios se sitúe en las antípodas de la obra de Calatrava.

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