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El valle del Lozoya entra en el túnel

La salida de emergencia del futuro subterráneo del tren al noroeste amenaza un paraje especial

La amenaza de una salida de emergencia del túnel que atravesará el valle del Lozoya planea sobre el entorno del arroyo de la Angostura. Es un inmenso bosque de pinos centenarios, cruzado por dos arroyos, donde pasta el corzo, vuela el buitre negro, caza el gato montés, nada la trucha autóctona y pesca la nutria. El valle del tramo alto del río Lozoya cuenta con las máximas protecciones medioambientales.

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Alarma en Miraflores de la Sierra

El valle del Lozoya es parque natural, zona de especial protección de aves y lugar de interés comunitario en Europa. A pesar de todas estas protecciones legales, el lugar está en peligro, según los ecologistas. El Ministerio de Fomento piensa abrir en el corazón de ese bosque un colosal agujero para permitir una salida de emergencia en el túnel que atravesará el paraje y por el que discurrirán los trenes veloces camino de Valladolid. Fomento prevé que el tren atraviese la sierra del Guadarrama para salir y entrar a Madrid por un doble túnel de 25 kilómetros.La salida de emergencia del subterráneo se ha dibujado en el corazón del valle donde nace el río Lozoya, junto al monasterio del Paular. Esta ubicación ha desatado la polémica, al igual que la entrada del túnel, proyectada a las puertas del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, en el municipio de Miraflores de la Sierra.

El valor ecológico de un paraje se mide, según los expertos, por la variedad y por la madurez de las especies animales que lo habitan. La confluencia del arroyo de la Angostura con el de la Umbría, donde nace el río Lozoya, cumple con creces ambos requisitos.

En sus riberas caza el gato montés, la garduña, el tejón, crecen los robles; los abedules, recubiertos de líquenes que le dan un aspecto fantasmagórico, tejos -otro tipo de árbol- de más de mil años...

Por encima de los arroyos planea una pareja de buitres negros, un adulto que da lecciones de vuelo a un ejemplar joven que ha dejado el nido hace escasos días; el buitre leonado; el águila real, el imperial, el águila calzada, el halcón, el milano, el azor... La lista es muy extensa.

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Al amanecer, la densa calima cubre las copas de los miles de pinos. Los primeros rayos de sol se cuelan por entre las ramas. Un corzo lame la superficie del arroyo de la Angostura. El cérvido lleva ya un rato pastando, al cobijo de la penumbra, cuando el valle está más vivo.

La sombra del cérvido sobre la poza espanta una trucha, una pintona de las nacidas en el río (Salmo trutta fario). La escena se repite cada día desde hace miles de años.

El lugar escogido por Fomento para sacar su túnel es el peor de los posibles, según los ecologistas. Los dirigentes de la Comunidad de Madrid piensan lo mismo y han alegado contra ese aspecto de todo el proyecto. "Fomento no ha podido tener más puntería. No hay en la Comunidad de Madrid un paraje natural tan valioso", cuentan los ecologistas. La preocupación les tiene encogidos.

El proyecto no sólo ha levantado la ira del Gobierno regional, también los partidos de la oposición y hasta los monjes del monasterio del Paular han hecho pública su oposición. No le ha gustado a nadie salvo a los técnicos de Fomento, que han efectuado más de 50 perforaciones en paralelo a los arroyos de la Angostura y de la Umbría para analizar las características del subsuelo. "Han excavado para comprobar los efectos que podrían ocasionar los cauces fluviales al túnel del tren. Lo han estudiado desde el punto de vista técnico, pero han prescindido por completo del ecológico", explica un experto en medio ambiente.

Fomento ha dejado huellas en el monte de cada uno de los sondeos: un tubo que asoma de la tierra y cuya boca está cerrada con una tapa, en la que hay pintados números y letras. Para mayor seguridad, la tapa está cerrada con un candado. La máquina perforadora de Fomento, con la punta de diamante, ha excavado a más de 300 metros de profundidad.

De uno de esos tubos sale un agua turbia que cae hasta el cauce del arroyo y lo ensucia. "Esto es un botón de muestra de lo que podría ocurrir aquí si comienzan a meter camiones y a perforar el suelo", afirma un ecologista. La Comunidad de Madrid tiene un proyecto para convertir el arroyo de la Angostura en una reserva de trucha autóctona con la que repoblar tramos más bajos del río. "Pero se tendrían que olvidar de ese proyecto porque el río acabaría teñido de marrón por el movimiento de tierras", señalan los ecologistas.

En el valle de la Angostura hay unos 200 buitres negros. "Es una de las mayores colonias del mundo", según Medio Ambiente. "Las obras de construcción del tren veloz asustarían a todo bicho viviente del valle. Si los buitres negros se estresan con el ruido de las sierras de cortar árboles, ¡imagínese qué ocurriría si comienzan a entrar y salir camiones del monte, a meter excavadoras y demás máquinas para construir semejante obra!", comenta un vecino de Rascafría.

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