Una rebaja con letra pequeña
El sistema fiscal español ha dado un giro en favor de los impuestos que gravan el consumo
El Gobierno ya ha compensado, con creces, la rebaja del IRPF con los impuestos que penalizan el consumo y que todo ciudadano paga por igual, independientemente de los ceros de su nómina. Durante la legislatura pasada, el porcentaje que se quedó Hacienda de toda la riqueza generada en el país aumentó dos puntos -2,5 puntos, según los datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)- gracias, fundamentalmente, a los impuestos indirectos. Ahora, el sistema fiscal los prefiere y los ciudadanos ya pagan por otros tributos más de lo que se ahorran por el impuesto de la renta.Más del 35% del producto interior bruto se fue en 1999 para las arcas públicas, el porcentaje más alto desde 1965. Los tiempos han cambiado. Hace 25 años la presión fiscal se situaba en un modesto 14,7%. En aquel año, el primero con datos disponibles, se recaudaron sólo 206.000 millones. En la década de los sesenta y mediados de los setenta la carga impositiva subió moderamente. En los ochenta, comenzó a acelerarse. Desde entonces, y salvo excepciones, ha subido sobre un punto porcentual por año. Hasta alcanzar la cifra récord del año pasado: se ingresaron, según Hacienda, 36 billones.
La economía crece ahora a ritmos del 4%, pero el aumento continuado de la presión fiscal en los últimos años no sólo se explica por la prolongada expansión de la economía española. También responde a la subida de precios en productos de gran consumo, como la gasolina o el tabaco, los nuevos impuestos sobre primas de seguros y consumo de electricidad y las nuevas retenciones sobre seguros de vida, fondos de inversión y alquileres de inmuebles.
Más que cuánto se recauda, la cuestión es a quién se castiga más. El sistema fiscal español ha dado un vuelco en favor de los impuestos indirectos -los que todo contribuyente paga independientemente de su nivel de rentas-, como el IVA que grava un paquete de cigarrillos. Hacienda recaudó por este concepto 7,9 billones de pesetas en 1999, mientras que el IRPF sólo le reportó 5,1 billones.
La presión fiscal ha aumentado más de dos puntos desde que el PP llegó al Gobierno. El 80% de ese incremento respondió, el pasado año, a los impuestos ligados a la producción e importaciones, con el IVA a la cabeza. Este sistema de recaudación, que en teoría trata a todos por igual, es objeto de muchas críticas por los partidos de la oposición. Para el Gobierno es una señal de que los ciudadanos pueden gastar más, gracias a la boyante situación económica. La recaudación, sin embargo, ha ido más deprisa: los ingresos subieron un 8,1% el año pasado frente a un crecimiento económico del 7%.
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