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Un congreso analiza la ruptura de los escritores con la cultura franquista entre 1950 y 1975

El número 17 de la jerezana calle Caballeros, lugar que vio nacer al escritor José Manuel Caballero Bonald (Jerez, 1926), acoge desde ayer un congreso sobre narrativa que reúne en torno a la figura del autor de Campo de Agramante a varios destacados escritores. El encuentro, Narrativa española (1950-1975). Del realismo a la renovación, está organizado por la Fundación Caballero Bonald, y tiene como objetivo analizar el profundo cambio que experimentó la literatura española entre los años cincuenta y el ocaso del régimen dictatorial.

Universidades extranjeras

Las jornadas se desarrollan hasta mañana y cuentan con numerosas conferencias y mesas redondas por las que van a desfilar escritores de la talla de Fernando G. Delgado, Manuel Vicent, Eduardo Mendicutti, Almudena Grandes y otros muchos. Todos llegan dispuestos a recorrer los recovecos de la narrativa española durante un periodo de metamorfosis de 25 años en el que la mayoría de los autores lograron sobreponerse con sus obras a las tesis que marcaba la cultura franquista y renovar los modelos que imperaban durante la guerra civil y los años de esplendor de la dictadura. Es en este marco donde encaja también la obra de los ya desaparecidos Ignacio Aldecoa, Alfonso Grosso o Fernando Quiñones, cuyas creaciones serán objeto de estudio en este foro.Caballero Bonald se mostró ayer, durante la inauguración del congreso, profundamente emocionado y agradecido a los organizadores por la calidad que destila cada una de las actividades programadas. Este congreso supone, además, la inauguración oficiosa, tras un arduo trabajo de restauración, de la sede de la fundación que lleva su nombre y que se ubica en la misma casa que le vio nacer hace 74 años. "A todos los sentimientos de gratitud debo también la más inevitable emoción retrospectiva", reconoció durante el acto de apertura.

En los prolegómenos del congreso, el catalán Juan Marsé, autor de Últimas tardes con Teresa y Si te dicen que caí, reconocía la intensa amistad que une a este abanico de escritores ya consagrados de la narrativa actual española, y destacaba el interés de un congreso de estas características. Para Marsé, el gran mérito de esta generación fue el de emprender el vuelo "a pesar de las represiones de tipo político, social y cultural existentes en la difícil época que tocaba vivir".

Manuel Vázquez Montalbán apelaba, por su parte, a la memoria de la España vencida, un concepto que, a su juicio, supo recuperar la generación en la que se integró Caballero Bonald. "Esa tarea", agregó, "la continuamos después nosotros en cierto sentido, porque era una de las reivindicaciones más necesarias recuperar esa memoria oculta, esa España heterodoxa que había quedado completamente mutilada por parte de la cultura franquista".

El propio Vázquez Montalbán fue el encargado de pronunciar la conferencia inaugural del ciclo, en la que reflexionó sobre La mirada periférica. El escritor barcelonés ahondó en la carga de profundidad de la narrativa española durante ese periodo 1950-1975 para afirmar que las tesis autoritarias vivieron una etapa de esplendor, reflejada también en la literatura de la época, que se limitó a la posguerra y a los primeros años de la década de los cincuenta.

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"Nadie escribía ya para el franquismo en los sesenta", sentenció. Existe, por otro lado, una interesante labor, que es la de estudiar los mensajes que lograron introducir los autores, solapados entre líneas, en sus libros y que no fueron capaces de percibir y entender los censores de entonces.

Vázquez Montalbán lamenta que haya que recurrir a universidades extranjeras para encontrar análisis exhaustivos de estos autores, puesto que al estar vivos la mayoría, no son incluidos en los programas educativos de nuestros días. "Existe una extraña tendencia en España a estudiar sólo a los escritores muertos", indicó.El novelista desveló, por último, la existencia de "mujeres y hombres ocultos" que se vieron imposibilitados a desarrollar sus ideas durante el régimen y que se mantuvieron al margen desde 1939 hasta 1975, coartados por la represión de la dictadura. Muerto Franco, aún pasaron cinco o seis años antes de que los escritores se atreviesen a abordar temas como el sexo.

En la jornada de hoy, el congreso abordará asuntos como La traición autobiográfica y Las vertientes del realismo, de la mano de firmas como las de Manuel Ramos Ortega, Antonio Soler, Miguel García-Posada y Carlos Castilla del Pino.

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