Fermín, el amigo de Tanguy JOAN DE SAGARRA
Hará unos meses, a raíz de unas hormas que publiqué sobre Tanguy, la novela de Michel del Castillo, solicité de mis lectores información sobre el asilo Durán, el célebre correccional que los miembros de la orden religiosa de San Pedro ad vincula mantuvieron en activo hasta finales de 1977, concretamente en la gran finca de la calle de Vilana número 10, donde estuvo internado Tanguy (Michel del Castillo) de 1946 a 1949.Recibí un montón de cartas la mar de interesantes, principalmente de lectores que habían sido ingresados, de niños, en el asilo por sus padres, entre ellas una de mi buen amigo Jordi Bayona, y un fax en el que se me decía que si deseaba información sobre el asilo Durán y sobre Tanguy me pusiese en contacto con Francisca Cano, y me facilitaba un teléfono. A la semana siguiente me cité con Francisca en la terraza del Bauma. Era una mujer de unos 30 años, la cual se me presentó como una licenciada en historia, historia social, que estaba preparando una tesis de doctorado dirigida por un penalista sobre La pena tutelar y pedagógica. Los expedientes del Tribunal Tutelar para niños de Barcelona (1921-1936). "Un trabajo", me dijo, "que podríamos llamar de antropología jurídica, algo que es habitual en Francia, pero que aquí, desgraciadamente, no abunda".
A la media hora de escuchar religiosamente cuanto me iba contando Francisca, llegué a la conclusión de que aquella mujer era un potosí. Para poder elaborar su tesis, Francisca había solicitado acceso al archivo del antiguo Tribunal Tutelar de Menores, que hoy custodia el Juzgado número 1 de Menores de Barcelona, un archivo prácticamente virgen para los investigadores, y se lo habían concedido, con limitaciones (Francisca tan sólo puede consultar los expedientes de menores entre 1921 y 1936. Pidió ampliar la fecha hasta 1942, pero se lo denegaron). Asimismo, Francisca había tenido acceso a los archivos, no menos vírgenes, del asilo Durán entre 1939 y 1977. Un acceso no siempre fácil pues, amén de las trabas burocráticas, se ha encontrado con lo que ella llama "fondos en proceso de organización", es decir, antes de realizar su trabajo de investigadora, Francisca ha tenido que hacer de chacha, colocarse la mascarilla, los guantes y darle al mocho, luchando con montañas de papeles y nubes de polvo. Pero, al parecer, le ha cundido. "He desenterrado muchos muertos", dice. Y añade: "La historia se hace desenterrando a los muertos".
En nuestra primera entrevista en la terraza del Bauma, Francisca me dio a entender que sabía más sobre Tanguy y su estancia en el asilo Durán que el propio Tanguy, es decir, Michel del Castillo. Más aún, me dijo que la descripción que hacía el autor de la vida en el correccional de la calle de Vilana le "chirriaba". "Michel del Castillo", me dijo Francisca, "novela, inventa en exceso su estancia en el asilo Durán. El personaje de Fermín, el chico que se fuga con él, no corresponde en absoluto al chico que realmente se escapó con él". Francisca no está de acuerdo con lo que dice Manuel Vázquez Montalbán en el prólogo de la edición catalana, andorrana, de Tanguy: "Sembla increïble que una novel.la com Tanguy hagi desaparegut (...) de la consideració teòrica, crítica o inventarial dels experts". Para Francisca, el experto, el antropólogo, debe andarse con mucho ojo ante la descripción que ofrece Tanguy de la vida en el correccional.
Le pedí a Francisca que me contase lo que sabía de Tanguy y de Fermín, que me mostrase su documentación. Al principio no fue fácil. Parte de esa documentación era confidencial, no se podía hacer pública, me dijo. La antropóloga recelaba del periodista, y más que del periodista de ella misma: "En este tema me comporto como una neurótica expansiva: largo por un tubo", me confesaría más adelante. Pero, poquito a poco, me fue contando cosas y hasta me mostró algún que otro documento (del archivo del asilo Durán).
Empezó mostrándome la ficha de Tanguy, de Michel del Castillo. Miguel Janicot del Castillo, que así figura en la ficha, hijo de Michel Janicot Marchand y de Cándida del Castillo Presentación, entra en el asilo Durán el 3 de enero de 1946. Es ingresado por el Ayuntamiento barcelonés, en calidad de "huérfano", por una orden del Gobierno Civil y, más concretamente, de la Obra Nacional para la Protección de los Huérfanos de la Revolución y la Guerra. En su ficha, Miguel del Castillo, que ha entrado en España por Hendaya, da como domicilio el número tal de la calle cual de Berlín, y dice no tener padres (contrariamente a lo que afirma Tanguy en la novela): la madre muerta en un bombardeo y el padre fusilado, ambos en Alemania. Es internado "para su formación". En el apartado "aspiraciones", los padres habían escrito: "Ninguna".
Tanguy/Del Castillo permanece en el asilo Durán hata el 9 de julio de 1949, cuando se fuga con su amigo Fermín saltando la tapia del correccional. Francisca sabe muy bien quién se esconde tras el personaje de Fermín. Fermín es J. M. V. S. (no me es permitido, por el momento, revelar su identidad). J. M. había entrado en el asilo Durán con 12 años (nació en 1934, es unos meses menor que Tanguy/Del Castillo, el cual, en la novela, le hace mayor que él), por orden del Tribunal Tutelar de Menores, acusado del delito de falta a la autoridad paterna. J. M. es un niño rebelde, que ha recibido en su casa más hostias de las que recibirá en el asilo, del que se fugará en más de una ocasión, y adonde regresará después de su fuga con Tanguy/Del Castillo en 1949, y de donde no saldrá hasta el año 54, para ser enrolado en la Marina de guerra (por decisión paterna). En 1959 recibirá la medalla de Ifni-Sáhara por servicios prestados a la patria a bordo del Canarias. Luego se casará, tendrá una hija, se separará de la mujer, vivirá unos años en Venezuela, regresará... J. M. era un hombre muy reservado, jamás habló de su estancia en el asilo Durán (donde aprendió a tornear la madera, oficio con el que luego se ganó la vida), ni con sus familiares ni con sus amigos íntimos, si es que los tuvo. Francisca lo localizó 20 días después de su fallecimiento, a causa de un cáncer, en el hospital de Sant Llàtzer de Terrassa, el 26 de julio de este año. Jamás pudo hablar con él de la célebre fuga. La hija, emocionada, le contó a Francisca que tenía la sensación de que su padre se la había mandado para que ella le explicase lo que él no había sabido o podido explicarle.
En Tanguy, Michel del Castillo describe a Fermín como "un muchacho muy guapo, de aspecto frágil, que había matado a su padre" y que "se prostituía, por dinero, con mujeres... ¡con todo!". Todo absolutamente falso. Lo cual no quita, más bien todo lo contrario, que Michel del Castillo sea un gran novelista. Francisca ha prometido contarme más historias del asilo Durán.
P. S. Michel del Castillo estará el próximo miércoles, 8 de noviembre, a las 19.30 horas, en el Institut Français (Moià, 8), para presentar la reedición castellana de su novela Tanguy.
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