El ministro británico Chris Smith defiende la gestión pública y privada de la cultura

Con una encomiable claridad de ideas, el ministro británico de Cultura, Comunicación y Deportes, Chris Smith, expuso ayer, ante un importante grupo de representantes españoles de la gestión artística, las cuatro claves de su política cultural. Éstas son: alcanzar el máximo nivel de excelencia en sus objetivos, que tengan aceptación popular, dar apoyo a la educación a través de las artes y que la cultura sea vehículo de integración social.

Arte y gobierno

El encuentro, que se desarrolló en el Círculo de Bellas Artes, reunió ayer a casi treinta representantes de instituciones españolas como los Amigos del Centro Reina Sofía, las fundaciones de La Caixa, Mapfre, ICO o el Teatro Lírico, la Casa de América y Photoespaña, además del secretario de Estado para la Cultura.El ministro Smith explicó de forma clara y sucinta las líneas generales de actuación de su ministerio, que tiene en el Arts Council (Consejo de las Artes) su brazo ejecutivo. "En los últimos tres años y medio de nuestra gestión hemos aumentado en un 60% los fondos destinados al patrocinio de las artes. El Arts Council cuenta también con fondos provenientes de la lotería nacional (unos 250 millones de libras al año)", dijo.

Después de exponer los cuatro principios que guían su política: alcanzar el máximo nivel de excelencia en sus objetivos, que tengan aceptación popular, dar apoyo a la educación a través de las artes y que la cultura sea vehículo de integración social, Smith respondió a algunas de las preguntas de los presentes.

Luis Alberto de Cuenca se interesó por el precio fijo para los libros. Smith explicó que en el Reino Unido hubo un acuerdo entre editores y libreros para algo similar, que fue roto al poco tiempo. "Nosotros pensamos que era un error, pero se ha demostrado que los dos peligros -el fin de los pequeños libreros y la degradación comercial de las publicaciones- no han sido tales. Las grandes superficies no han perjudicado a las librerías y los editores; aparte de los libros baratos, siguen editando obras de calidad".

Juan Cambreleng, director del Teatro Real, preguntó sobre la financiación estatal de la ópera y las iniciativas para unificar el fomento de subsidios privados en Europa. "La ópera es muy cara y en Europa están muy sostenidas por el Estado. Lo ideal es que esté financiada por el Estado, aportaciones privadas y el producto de las entradas. Pero no creo que deba enfocarse una política común, porque una de las riquezas de Europa es su diversidad cultural y cada país lo vive de manera distinta".María de Corral, de la Fundación La Caixa, mostró su interés por la centralización, a través del British Council, de toda la proyección de la cultura británica en el extranjero, lamentandoque en España dependa de dos ministerios (Educación y Cultura y Exteriores) y el Instituto Cervantes. "Parte de su fuerza está en que cumplen el doble papel de actuar en la promoción de la educación y de la cultura", afirmó Smith. "El enseñanza les proporciona dinero para sostenerse pero su éxito es también una prueba de la íntima relación entre educación y cultura".

Isabel Sagües, de la Fundación ICO, quiso saber quién decidía cuál era el criterio de excelencia en las actuaciones de su ministerio. "Lo esencial es que no tenemos a los políticos tomando decisiones en el Arts Council", dijo. "Una institución que está formada por 11 miembros, todos ellos elegidos por sus cualidades personales y no por representar intereses regionales o estéticos, dirigidos por un ejecutivo de los negocios. Es una combinación que ha demostrado ser muy eficaz. Los Gobiernos no pueden crear arte, sólo las circunstancias para que florezca".