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URBANISMO - SIMBOLIZA EL UMBRAL DE LA NUEVA CIUDAD

Lastres alzará en Alicante una escultura de 30 metros de altura

No es fácil disociar una escultura de 30 metros de altura de su impacto faraónico. Y menos si se trata de una enorme puerta de acceso a la modernidad, del umbral de la urbe. El escultor Eduardo Lastres (Alicante, 1946) reduce la envergadura visual de su obra de acero cortén y hormigón aplicándole transparencia, y erradica desde la matriz de la idea las connotaciones grandilocuentes de una escultura que algunos han querido ver como el legado megalómano de la derecha que ahora gobierna la ciudad.

"Mi obra carece de discurso político; pertenece a la colectividad", explica el autor de la escultura. Consciente de que la pieza tiene la dimensión de una torre de diez pisos, ha buscado la transparencia, el hueco para no condensar el espacio ni las utilidades interiores.La plaza de la Gran Vía, frente al centro comercial del mismo nombre, en el barrio de Garbinet, es el lugar elegido para albergar la escultura, que en estos momentos se engarza en una fundición madrileña. Se trata de una de las principales zonas de expansión del nuevo Alicante, que ha experimentado un desarrollo urbano expectacular en el último lustro.

Financiada por la cadena Carrefour y el Ayuntamiento de Alicante, dispone de un presupuesto de 30 millones de pesetas. Cuatro pilares de cemento soportarán el peso de tres paralelogramos huecos, superpuestos en acero como si establecieran un diálogo entre ellos. Paseando un día en bicicleta, Lastres se detuvo ante las torres de iluminación del estadio José Rico Pérez. Entonces le surgió la idea de utilizar unos pilares para levantar la obra hasta los 30 metros.

Lo difícil no fue eso. Lo complicado era disociar la envergadura de la obra del matiz megalómano, lograr una impresión liviana a una escultura de 30 metros de altura y más de 100 toneladas de acero cortén y hormigón. La parte superior de la escultura se cubrirá con una lámina de hierro, para que el proceso de oxidación del metal aporte textura y color. Aunque algunos ya la han bautizado como la puerta de Europa, Lastres sostiene que su obra no tiene nombre. "Que la gente la llame como quiera; yo he hecho lo que me ha dado la gana".

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