Adela Cortina defiende una educación basada en "la razón sentimental"
La catedrática participa en el ciclo de Santillana
Corregir las carencias en educación moral que muestra la sociedad actual requiere, para Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, una educación basada en "la razón sentimental" y no en la mera transmisión de conocimientos. Cortina participó ayer en el ciclo de conferencias sobre La Educación que queremos, que organiza el Grupo Santillana, con una disertación titulada Las razones del corazón, la educación del deseo.
"Aumentar la libertad, reducir las desigualdades, acrecentar la solidaridad, abrir caminos de diálogo, potenciar el respeto de unos seres humanos por otros y por la naturaleza, encarnar por fin ese ideal del cosmopolitismo que hace sentirse a todos los seres humanos en su ciudad, nunca como inmigrantes molestos en casa ajena" es, para Cortina, la receta ideal de esa ética global necesaria para humanizar la globalización hacia la que camina la sociedad. La catedrática se sirvió de la novela de H. G. Wells La isla del doctor Moreau para explicar por qué no prenden en la sociedad los valores declarados universales, como la libertad, la democracia o el básico respeto a la vida. El doctor Moureau trata de convertir en personas a un grupo de animales; se vale de un recitador que dicta a los humanimales las leyes de la conducta humana: los monstruos asesinan a Moureau y regresan a la selva.
Cortina, que pronunció su conferencia a unos centenares de metros del lugar donde ETA asesinó ayer a tres personas, reflexionaba así minutos antes: "Cuando pasan cosas como la de esta mañana, o cuando se deja morir a los marineros del Kursk por motivos espurios, uno se pregunta por qué los valores que todo el mundo reconoce universales no han cuajado definitivamente".
La respuesta de Cortina es que hace falta convencer a la sociedad en su conjunto, y a los padres y educadores en particular, de que la razón sentimental es una herramienta necesaria para el éxito social. Cortina admite que transmitir a la educación de los sentimientos un sentido de utilidad entraña un peligro, el de pervertir la educación moral, "que debe entenderse como un valor en sí mismo". Recalca que prefiere hablar de "forjar el carácter" que de "optimización de los recursos emocionales".
Cortina cree que la educación actual no cumple con su cometido de educar en valores, pero asegura que "los educadores están ávidos de que les echen una mano para resolver las situaciones de desinterés, desmotivación y comportamientos violentos que ven en los alumnos". La autora de El quehacer ético atribuye la responsabilidad de solución a toda la sociedad: "El mundo es muy competitivo y, si los jóvenes no captan que la sociedad se cree los valores que se les enseñan, no van a mover su vida por ellos".
Sobre el papel de la escuela, opina que transmitir conocimientos es muy importante, pero no es la única obligación de los docentes, a quienes pide que se sientan "muy educadores", porque "aunque suena duro decirlo así, la educación de los sentimientos también va con el sueldo".
Humanidades
Ante la reforma de la enseñanza de las humanidades que planea la ministra de Educación, Pilar del Castillo, la opinión de Cortina es que, además de aumentarse el número de horas dedicadas a la filosofía en secundaria, debería convertirse la asignatura de ética en evaluable "porque, si no, sólo sirve para completar el horario y nadie la hace caso". Además, propone que se incluyan en los diferentes bachilleratos y en la formación profesional materias de ética aplicada, como bioética, ética empresarial o ética ecológica.Entre los asistentes a la conferencia se encontraban el presidente del Grupo PRISA, Jesús de Polanco; su consejero delegado, Juan Luis Cebrián; el vicepresidente de los grupos Santillana y Timón, Francisco Pérez González, y el vicepresidente del grupo Santillana, Emiliano Martínez.
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