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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

La hostilidad hacia las ONG reduce la labor asistencial en El Ejido

Tereixa Constenla

Valentía

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La división social se acentúa en El Ejido

La violencia desatada contra los magrebíes se llevó por delante la solidaridad. Los feroces ataques que sufrieron las asociaciones que trabajaban con el colectivo han reducido la red asistencial de la que disponían. Sólo la Federación de Mujeres Progresistas ha reiniciado su actividad. Almería Acoge reanudará su labor en parte pese a que los vecinos le han pedido que no vuelva a abrir el local de El Ejido, destrozado durante los sucesos. Los inmigrantes no sólo perdieron pertenencias y sosiego. La violencia arrasó con años de labor social de algunas organizaciones, que habían cubierto el vacío asistencial de las instituciones. El símbolo más claro es Almería Acoge, fundada a finales de los 80. Provistos de barras de hierro, decenas de vecinos arrasaron su local el 5 de febrero. Desde entonces, no ha reabierto su centro de día, el único del que disponían los extranjeros más desfavorecidos para asearse, recibir la correspondencia o ver la televisión, amén de contar con asistencia jurídica.

Vecinos del barrio de La Loma de la Mezquita, donde se ubica la sede de la ONG, han advertido al presidente de Almería Acoge, Antonio Puertas, que no desean que reanude su actividad. Se plegarán a medias: reabrirán el local, pero sin los servicios de antaño. La reparación de la oficina se costeará con parte de los 72 millones de la subvención del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, que repartió 300 millones del fondo de emergencia social a cuatro organizaciones. Será la Cruz Roja, que recibió 170,5 millones, la que gestionará una oficina cuya construcción está contemplada dentro de la "fase de urgencia", hasta el final de 2001.

Algunas ONG confiesan que el ambiente de hostilidad vecinal dificulta su labor. Puertas prevé que el personal de Almería Acoge trabajará bajo "una gran presión" y habla con admiración de la Federación de Mujeres Progresistas, que ha reiniciado su actividad pese a las amenazas y al asalto de su sede: "Han sido más valientes". La federación, la menos beneficiada por Trabajo -12,5 millones, que no ha recibido-, comenzó a trabajar con puertas y ventanas rotas durante el proceso de regularización. De su oficina han salido cerca de 9.000 solicitudes, casi la mitad de las presentadas en Almería. Mercedes García y Elena Maleno, dos de las responsables de la asociación -premiada por el Foro Cívico Europeo- representan la antítesis de los atacantes de los magrebíes. Y no se arredran. Maleno recuerda el consejo de un representante de la Subdelegación del Gobierno: "Lo que tenéis que hacer es iros a otro sitio con la conciencia tranquila. Ya habéis cumplido". Si se sienten amedrentadas, lo disimulan. "Yo he perdido amigas, pero otra gente muestra su solidaridad", ataja García.

La Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes de España, subvencionada con 42 millones, prefiere esperar antes de abrir un local en El Ejido, aunque desarrolla programas. "Nadie puede trabajar en un sitio caliente e inestable sin el apoyo de la Administración local", lamenta su presidente, Hanafi Hamzta; "el Ayuntamiento no apoya a las ONG, las ataca".

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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