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Gerhard Schröder inaugura la escultura de Chillida en Berlín

La obra ocupa el espacio que será el patio de honor de la nueva cancillería federal

Pilar Bonet

La escultura Berlín, de Eduardo Chillida, podría "convertirse en el símbolo" de la Alemania reunificada, exclamó ayer el canciller Gerhard Schröder al inagurar la composición escultórica del artista vasco. La obra quedó instalada en el espacio que será el patio de honor de la nueva cancillería en Berlín cuando ésta sea estrenada en abril del año próximo.

Dramatismo

El espacio donde ayer quedó instalada por fin la obra de acero, de 90 toneladas de peso, es de momento un solar de accidentada orografía, lleno de andamios, hormigoneras, vagonetas y montones de grava por el que deambulaban enjambres de obreros trasladando tuberías, tablas o carretillas. Flanqueado por dos grandes hormigoneras, una amarilla y otra azul, Schröder inauguró el monumento en presencia de la esposa de Chillida, Pilar Belzunce, y de su hijo Ignacio. En lo alto de la fachada de la futura sede del poder alemán, subidos en un andamio, se agolpaban curiosos obreros que habían dejado de trabajar para seguir el acontecimiento. A lo lejos, procedentes de la fachada posterior, seguían sonando los sopletes. Enfrente estaba el edificio del Reichstag y a su alrededor, brillando en el día gris, ondeaban cuatro banderas alemanas. Una enorme grúa levantó -y rasgó- un lienzo liviano y ondulante y dejó al descubierto Berlín en el nuevo paisaje. Berlín llegó a su ciudad tras un azaroso y zigzagueante viaje por las carreteras de Europa, ya que su tamaño no es adecuado para todas las rutas y eso ha causado problemas para atravesar países como Francia, según explicaba Ignacio Chillida. Al final del viaje hubo un problema de destinatario, ya que el camión que transportaba Berlín se equivocó de dirección y se fue al edificio donde se aloja ahora provisionalmente la cancillería, y no a su destino final.

Con Berlín ya en su sitio, Schröder se dirigió a "Frau Pili Chillida" y le explicó a ella y a todos los invitados lo satisfecho que estaba con esta obra que tan bien responde a la nueva Alemania reunificada. En Bonn, la escultura Large two forms, de Henry Moore, era un símbolo de la Alemania del Rin, señaló Schröder. Se trataba de formas "redondeadas", que "aspiraban al consenso de la antigua República Federal de Alemania". En la obra de Chillida hay otro espíritu, otra lógica. Ya no se trata de aquellas formas armónicas, sino de un "dramatismo" que responde a la realidad de la nueva República de Berlín. La obra de Chillida es "un comentario artístico" para el anhelo y la aspiración de Alemania hacia una Europa unida. Berlín es "una invitación al encuentro mutuo", manifestó el canciller. Entre los invitados estaban los coleccionistas de arte Irene y Rolf Becker, que han donado la obra de Chillida al Gobierno alemán. "Son ustedes unos verdaderos mecenas", dijo Schröder para agradecerles el regalo.La Cancillería Federal de Alemania ha sido diseñada por los arquitectos Axel Schultes y Charlotte Frank. El proyecto, que fue aprobado por Kohl y que respondía a los gustos artísticos de éste, ha sido muy criticado por sus gigantescas proporciones. Schröder, que actualmente ocupa el edificio del Consejo de Estado de la RDA, donde antaño se alojara el dirigente comunista Erich Honecker, hubiera preferido gobernar desde un edificio menos pomposo, según manifiestan medios próximos al canciller.

La estatua de Chillida queda integrada en el edificio de Schultes, tal como quería el escultor, según explicó ayer su esposa. El propio escultor eligió el emplazamiento durante un viaje realizado a Berlín en marzo pasado. En septiembre, el canciller visitó la casa museo del escultor, Chillida-leku, en Hernani (Guipuzcoa).

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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