Fujimori ordena acuartelarse al Ejército y lanza una operación para capturar a Montesinos
El presidente encabeza en persona un grupo de fuerzas especiales para 'cazar' al ex jefe del espionaje
El presidente Fujimori ordenó ayer el acuartelamiento de todas las fuerzas militares y de la policía peruanas al tiempo que anunció que él dirigía personalmente una operación especial para detener el ex jefe del espionaje Vladimiro Montesinos. Como si se tratara de una escena de una película de acción, el presidente Fujimori se trasladó a media tarde al distrito de Chaclacayo, a unos 30 kilómetros de Lima, al frente de un numeroso contingente de efectivos de la Dirección Nacional de Operaciones Especiales de la Policía Nacional. La operación revistió un carácter espectacular y los numerosos periodistas que siguieron la comitiva pudieron ver cómo Fujimori descendía de su vehículo, daba órdenes a las fuerzas policiales y emprendía de nuevo la marcha.
La escena parecía ser una auténtica cacería. Fuentes periodísticas indicaron que en en la zona de Chaclacayo, Montesinos tiene una residencia de descanso. También tiene sede el club de oficiales del Ejército.Pocos vaticinaban que la crisis tomara un giro semejante, a pesar de que durante la mañana crecieron los rumores y la confusión en torno a la situación de Montesinos, ya que algunas fuentes aseguraban que estaba bajo orden de captura, en abierta contradicción con las facilidades que el presidente Fujimori prestó a su ex asesor de confianza en su regreso desde Panamá. [Raúl González, antiguo asesor de seguridad de la Embajada de Japón en Perú y que trabaja actualmente con el presidente, aseguró: "Tengo conocimiento, de fuentes confiables del Ejército, de que las fuerzas leales al presidente Fujimori han ordenado la captura de Montesinos. La orden sería capturarlo vivo o muerto". González, considerado muy próximo a los mandos de las Fuerzas Armadas, mantuvo que el Ejército "se ha dividido" ante la oposición de varios militares a que Montesinos sea castigado].
Pero la presión internacional surtió efecto, especialmente la de EE UU. Un portavoz del Departamento de Estado dio por la mañana una clave del asombroso cambio de tercio y dijo que "una purga de los oficiales [del Ejército] leales a Montesinos beneficiaría la credibilidad del régimen de Fujimori".
Los peruanos trataban de imaginarse anoche qué pasaría cuando su presidente y las fuerzas especiales localizasen a Montesinos. Si el ex asesor tenía militares fieles a su lado, podría haber un baño de sangre. El caso de la toma de la embajada japonesa en Lima es un precedente en la historia y la menoria. Aparte de los posibles finales de la operación policial, corrían también los rumores de que Montesinos llevaba consigo un maletín con los documentos más comprometedores para numerosos personajes poderosos del país. Muchos peruanos daban ayer a Montesinos por muerto.
Antes de que el presidente mostrara su faceta más combativa al ponerse al frente de las fuerzas especiales, mantuvo una esperada reunión con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, a quien agradeció las gestiones realizadas para que el ex jefe del espionaje (de quien sólo dijo que es "un ciudadano peruano") obtuviera asilo en Panamá. "Lamentablemente, estos esfuerzos no se concretaron", dijo Fujimori, que, arropado por sus más estrechos colaboradores, hizo un alarde mediático para convencer al jefe de la OEA y al mundo de que controla la situación y de que Perú se encamina hacia una transición "pacífica y ordenada" hasta la celebración de elecciones anticipadas.
Y convenció. Entrada la tarde, el diálogo democratizador entre el Gobierno y la oposición que auspicia la OEA se reanudó ayer, después de que se suspendiera el lunes, tras el regreso de Montesinos. El propio Gaviria declaró que Fujimori le confesó en la reunión de la mañana que pensaba capturar a Montesinos. El Gobierno peruano renunció también a condicionar las elecciones generales a la aprobación de un proyecto de ley de amnistía para militares que cometieron delitos en la persecución del terrorismo y el narcotráfico.
Montesinos volvió a Perú no sin antes dejar atados numerosos cabos. Ayer trascendió que, cuatro días antes de que emprendiera vuelo a su país, solicitó desde Panamá que la Fiscalía de la Nación expidiera un documento que dejara constancia de que no existe ninguna denuncia penal contra el antiguo asesor presidencial. La fiscal de la nación convocó con una celeridad inusitada a la Comisión Ejecutiva del Ministerio Público, que aprobó por unanimidad la petición. Aparentemente, evita así el riesgo de una acción judicial en su contra.
En las palabras pronunciadas ante Gaviria, el presidente, sin mencionar el nombre de Montesinos, dio una de cal y otra de arena. Dijo que espera que el proceso de traspaso de poderes "sea impecable y sin condicionamientos", pero admitió que en Perú las circunstancias cambian rápidamente y, a veces, "causan cierta inquietud".
A las tres y media de la madrugada (hora española) no había ninguna noticias sobre el resultado de la operación de captura.
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