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El pensador Edgar Morin pide luchar contra la "fragmentación de la enseñanza"

El filósofo francés perfila la educación del futuro en el ciclo de conferencias de Santillana

"No puede haber una reforma de la educación sin una reforma del pensamiento. No podemos rendirnos a la fragmentación de la enseñanza, porque estamos todos en el mismo Titanic". Así lo expresó ayer en Madrid el prestigioso pensador francés Edgar Morin (París, 1921), quien pronunció la conferencia Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, dentro del ciclo La educación que queremos, organizado por la Fundación Santillana. Morin reflexionó con lucidez sobre la crisis que afronta una educación que hoy corre el riesgo de desvincularse de los "problemas fundamentales".

La educación, por trabajar en el meollo más vivo de lo social, necesita siempre estar sujeta a replanteamiento. Pero en la hora actual esa necesidad resulta especialmente urgente porque, como señala Morin, "se trata de reemplazar un pensamiento que separa y reduce por otro que distingue y enlaza".El pensamiento de Morin gusta siempre de caminar por el borde. "La educación tiene que afrontar la incertidumbre. Se nos dan muchos conocimientos y datos como ciertos, pero tanto la ciencia como la vida nos enseñan que la incertidumbre es un elemento fundamental. Si no se hubieran extinguido los dinosaurios, los mamíferos no se habrían desarrollado, y nosotros no estaríamos aquí. También vemos que imperios enormes se han desvanecido. ¿Y quién podría pensar en el fin de la URSS, en la guerra de Yugoslavia? Además, en lo personal, todos sabemos que vamos a morir, pero ignoramos las circunstancias. De ahí que en el aprendizaje tengamos que jugar con lo incierto".

Hijo de inmigrantes, miembro de la Resistencia contra los nazis y posteriormente expulsado en 1951 del Partido Comunista francés por sus críticas al estalinismo, Morin se define como "investigador" -lo cual implica toda una propuesta de superar las barreras entre ciencias y humanidades-, y, en efecto, ha trabajado a través de 44 libros en disciplinas como la sociología, la psicología, la antropología y la economía. Su obra cumbre es El método, cuyo quinto volumen está a punto de aparecer. Ha sido director emérito del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) y ha dirigido el Centro de Estudios Interdisciplinares de la Escuela Superior de Ciencias Sociales de París.

El año pasado presentó su documento Los siete saberes para la educación del futuro a la Unesco: síntesis de su producción intelectual de la última década, es una respuesta en clave de calidad de vida al desafío de la globalización. Se trata de la culminación de una trilogía dedicada a "repensar la educación", cuyas entregas anteriores fueron La mente bien ordenada y Relacionar los conocimientos: el desafío del siglo XXI, ambos publicados en 1999.

En su conferencia, Morin dijo que se debe fomentar un aprendizaje que aúne "la enseñanza de la democracia y de la ciudadanía terrestre". Tales serían, señaló, los elementos básicos de "una ética del género humano cuyo imperativo central es salvar a la humanidad realizándola".

"Lo primero, tenemos que saber qué es el conocimiento. Éste lleva acarreada la posibilidad de error. Por ejemplo, la ciencia del siglo XIX, pese a sus avances, se basaba en el determinismo universal, que era un error. La lucha contra el error y la ilusión es vital. Luego, el conocimiento debe ser pertinente, es decir, situado en el contexto histórico o científico: un conocimiento que vaya de la parte al todo y del todo a la parte, que aúne lo global con lo local", añadió Morin.

El pensador francés se interrogó también sobre la necesidad de conocer la identidad humana. "Nuestra condición no se aprende en ningún sitio. Las ciencias están demasiado separadas entre sí. Un sociólogo no ve lo que ocurre en el alma individual, y un psicólogo no ve la sociedad. Por tanto, hay que religar las disciplinas, al modo que nos inspiran las grandes novelas. Por otra parte, tenemos que cobrar conciencia de nuestra identidad planetaria. La ciencia hoy nos permite ser moderados al examinar el volumen de nuestros conocimientos, pero al tiempo nos da cuenta de la formidable historia de la hominización, del lenguaje, de la construcción humana".

Morin preconiza, por último, una enseñanza de la comprensión entre humanos desde el seno familiar, y una mirada integradora a lo que es el ser humano como individuo y especie: un ser "interdependiente, responsable y solidario, que afronta los mismos peligros por pertenecer a la misma comunidad".

La ponencia fue presentada por el vicepresidente del Grupo Santillana, Emiliano Martínez, y entre los numerosos asistentes estaban el ex ministro de Educación y presidente de la Comisión de Humanidades, Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona, y el presidente del Club de Roma, Ricardo Díez Hochleitner.

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