Cambio de válvula pulmonar sin cirugía a corazón abierto
Por catéter y sin cirugía a corazón abierto. El profesor Philipp Bonhoeffer y su equipo del servicio de Cardiología Pediátrica del Hospital Necker-Niños Enfermos de París ha anunciado el éxito de una novedosa técnica que permite implantar una válvula sin necesidad de cirugía extracorpórea. La intervención se hizo sobre un niño de 12 años a quien se operó el 12 de septiembre pasado para reemplazar una válvula pulmonar. Los detalles de la nueva técnica aparecen en la revista científica The Lancet del 21 de octubre.
La innovación del profesor Bonhoeffer consiste en aplicar una válvula pulmonar por vía subcutánea, mediante un dispositivo metálico (un estent plegado dentro de una reja circular) para paliar la insuficiencia pulmonar de enfermos aquejados de malformaciones cardiacas. A través de la vena femoral, bajo control arteriográfico, un mecanismo por sonda permite llegar hasta la parte afectada e instalar, dirigida siempre desde el exterior, una prótesis que queda fijada a la pared de la arteria pulmonar. Hasta ahora ninguna válvula del corazón había sido instalada por catéter. La originalidad del método, según el profesor Bonhoffer, no consiste en el tipo de válvula implantada, sino en la técnica de implantación, que evita una intervención extracorpórea a corazón abierto y los riesgos a ella inherentes. La fase experimental de la nueva técnica se inició en corderos a comienzos de 1999. El protocolo de ensayo clínico obtuvo el informe favorable del Comité Consultivo para la Protección de Personas en la Investigación Bio-médica.
Superada la prueba en humanos, el procedimiento concebido por el doctor Bonhoeffer podrá ahora generalizarse y aplicarse al 25% de las cardiopatías congenitas en las que la válvula pulmonar aparece estrechada por una deformación. Se estima en un millar el número de niños que nacen al año con este tipo de lesión cardíaca en Francia. Los candidatos potenciales a la inserción de una válvula pulmonar a medio o largo plazo, unos 20.000, podrán ser intervenidos sin necesidad de sufrir una operación a corazón abierto.
Al joven doctor Bonhoffer, la idea que ha dado lugar a la nueva técnica le vino en la bañera. Aunque es de origen alemán, ha hecho sus estudios en Italia, pero le gusta trabajar y vivir en Francia. "Soy un modelo del ideal europeo", dice.
Pregunta. ¿Por qué anuncia ahora el hallazgo y no el 15 de septiembre, cuando se hizo la operación?
Respuesta. Queríamos someterlo antes a la aprobación del comité científico de The Lancet, la revista faro para todas las innovaciones en medicina. Es la más importante y extremadamente selectiva. Al principio había dudas sobre nuestro informe, pero ahora han levantado el embargo. Deseábamos una aceptación clara del comité científico, pero al mismo tiempo, la demora nos ha permitido observar la reacción del niño durante todo este tiempo.
P. ¿En qué consiste la innovación?
R. La implantación de una válvula es corriente en cardiología. Los estens son utilizados desde hace tiempo. Lo realmente nuevo consiste en el montaje que hemos logrado articular para introducirla en el cuerpo del paciente sin recurrir a la cirugía. Hemos encontrado un procedimiento para fijar una válvula en un sistema metálico, un estent, que es plegable. Lo reducimos al máximo en una talla pequeñísima y lo comprimimos hasta el punto de poder introducirla por una vena. Todas las venas llevan al corazón. Con sondas, por catetéresis, instalamos la prótesis y reemplazamos la válvula cardiaca periclitada o defectuosa. Planteamos la nueva técnica como un reemplazamiento valvular no quirúrgico. La válvula pulmonar no es la más importante en el ámbito de las afecciones cardiacas, pero estamos en una primera etapa para atender mejor las cardiopatías congénitas.
P. ¿Cuánto ha durado la operación y cómo tiene la certidumbre de su éxito?
R. Tenemos la prueba de que la válvula implantada funciona bien. En cuanto a la operación, hemos tardado cuatro horas pero estoy convencido de que lograremos aligerar el protocolo de preparación y la intervención durará apenas una hora.
P. Para el paciente, las ventajas parecen claras...
R. En efecto. El niño que hemos tratado había sufrido ya tres operaciones, dos en su primer año de vida y otra a los cuatro años, lo cual es, efectivamente, muy duro. La que le hemos hecho nosotros era su cuarta operación. Pero, con nuestro procedimiento, la cirugía no es a corazón abierto, de modo que, aparte del confort que se da al paciente, se evitan los riesgos operatorios, se eliminan las cicatrices, no se requiere reanimación y no hay dolor.
Una operación a corazón abierto es más cara y el paciente tiene que estar ingresado por lo menos diez días. Con nuestra técnica, podrá ser dado de alta al día siguiente de la operación.
P. ¿Se va a comercializar?
R. He trabajado con tres sociedades para este proyecto. Pero todavía no está acabado. Aún faltan ciertas autorizaciones. De cara al futuro, la idea es desarrollar un tubo más grande para instalar sin problemas las válvulas que queramos.
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