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Montesinos regresa de improviso a Perú con el beneplácito del presidente Fujimori

El jefe de los servicios secretos peruanos Vladimiro Montesinos regresó ayer a Perú. Según la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el retorno se hizo por obra y gracia del presidente Alberto Fujimori. En un tono muy severo, la OEA da por "agotada cualquier gestión" en relación con el asilo de Montesinos en Panamá o en otro país. La gota que colmó la paciencia de esta institución fue que Fujimori autorizó el regreso "como si fuera algo natural y compatible con la democracia del país y no como algo que pone seriamente en peligro la estabilidad democrática de Perú", dice un comunicado.

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El secretario general de la OEA, el colombiano César Gaviria, dijo en el comunicado que Montesinos "tiene cuentas pendientes con la Justicia peruana, aunque las particulares condiciones de la administración de justicia hasta el momento no hayan permitido que ello se refleje en providencias judiciales". Gaviria añade que las acciones de Montesinos "fueron observadas con asombro e indignación en todo el mundo" e imponen "al Gobierno del Perú y a las Fuerzas Armadas una conducta de distancia y alejamiento de él en la toma de decisiones públicas". Gaviria consideró "lamentable" que Montesinos haya decidido regresar "justo el día en que el Gobierno presentaría su propuesta de acuerdo sobre reconciliación, como quiera que ello genera un efecto de intimidación sobre la oposición y la sociedad civil, incompatible con el clima de respeto mutuo y entendimiento que debe prevalecer".El líder de la oposición, Alejandro Toledo, anunció protestas y movilizaciones en las calles, que ayer tuvieron lugar en algunos puntos de Lima. "El Perú no permitirá este tipo de chantaje", declaró en alusión a la coincidencia del viaje de Montesinos con la solicitud del Gobierno de una ley de amnistía general que incluya, además de violaciones a los derechos humanos, los casos de narcotráfico, como condición previa para la realización de elecciones. Toledo calificó la propuesta de una "falta de respeto a la inteligencia de los peruanos, que subestima a la gente, es una forma de chantaje y un modo de enfrentar a la OEA".

Montesinos regresó a Perú después de permanecer un mes en Panamá, donde viajó en busca de asilo político tras la difusión de un vídeo en el que se le veía entregando 15.000 dólares en efectivo (cerca de tres millones de pesetas) a un congresista de la oposición para que se pasase a las filas del partido de Gobierno, lo que después hizo.

A las 6.39 de la tarde, hora local, Montesinos abandonó Panamá en un vuelo privado rumbo a Guayaquil, Ecuador. Viajó acompañado, entre otros, por los abogados panameños Amadís Jiménez y Maximiliano Hidalgo. Tras hacer una escala en Guayaquil a las 22.36 de la noche, el jet siguió su vuelo para aterrizar en el Grupo Aéreo No. 9 de la Fuerza Aérea Peruana, en la localidad de Pisco, 242 kilómetros al sur de Lima.

Antes de salir de Panamá, Montesinos envió una carta al ministro de Defensa panameño en la que aseguró que abandonaba el país por razones de seguridad (dijo temer un atentado del grupo terrorista Sendero Luminoso) y en base al derecho de libre tránsito.

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La presidenta panameña, Mireya Moscoso, declaró haber dado por concluida la solicitud de asilo de Montesinos, por considerar que su partida demuestra que el ex asesor no está "perseguido" en su país. Las autoridades panameñas exigían como condición para otorgar el asilo a Montesinos que el ciudadano panameño Pacífico Castrillón, quien purga condena en el Perú por su militancia en el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), sea trasladado a Panamá. El Gobierno peruano se había negado a esta exigencia, lo que molestó a Montesinos. El ex asesor llegó a amenazar la semana pasada con volver al Perú a "poner orden" si su situación continuaba indefinida. Según fuentes diplomáticas, Montesinos exigió al canciller panameño la devolución de su pasaporte, el cual le fue entregado el pasado martes.

Poco después de conocerse el regreso de Montesinos, el primer vicepresidente de Perú, Francisco Tudela, renunció por discrepancias con el Gobierno. Tudela comunicó su decisión a Fujimori y a la presidenta del Congreso.

En la carta dirigida al jefe del Estado, califica de nefasta "la inclusión por parte del Gobierno de una condición sin cuyo cumplimiento el proceso electoral que viene terminaría encontrándose detenido o en suspenso". Y agrega: "resulta imposible para mí compartir un condicionamiento que genera condiciones adversas de negociación para la necesaria reconciliación nacional, además de introducir más incertidumbres en una crisis que ya afecta muy seriamente la estabilidad política y económica del Perú".

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