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Los farmacéuticos navarros asumen que no tumbarán la ley, pero siguen el boicoteo

El consejero de Salud cree que los profesionales han fracasado con su protesta

Hacer un alto

Los farmacéuticos navarros siguen sin aceptar las recetas del Servicio Navarro de Salud como talón de pago, pero la mayoría de ellos da por hecho que el proyecto de ley de liberalización del sector que defiende el Parlamento navarro y ha provocado las iras del colectivo, será finalmente aprobado. La aspiración ahora, tras cinco días de tensión, es influir en la medida de lo posible en el desarrollo de la ley.La patronal de la farmacia navarra, que agrupa a 256 de las 308 oficinas de la región, convocó a sus miembros a una asamblea extraordinaria el viernes por la noche en los locales de su propia distribuidora farmacéutica, Nafarco, que controla el 75% del mercado de la comunidad foral.

Durante dos horas y media se evaluó la situación y se constató el "fuerte desgaste" que están sufriendo los profesionales que secundan el boicoteo, pero al final decidieron mantenerlo.

Los farmacéuticos navarros piden por carta la mediación de Sanz para solucionar el conflicto

El Departamento de Salud se mantiene firme. "No han conseguido lo que perseguían, el desabastecimiento a la población y no han logrado crear un conflicto social", indica el consejero, Santiago Cervera. "Por mí, la medida podría durar indefinidamente", responde el presidente del Colegio Oficial, Juan Carlos González Gavari, que reconoce que la ley será aprobada y acabará recurrida ante el Constitucional. "Será una gran derrota para el Gobierno", opina González.Tan sólo un farmacéutico propuso en la asamblea del pasado viernes suspender unos días el boicoteo. La asamblea rechazó esa opción, entre otras cosas, por la dificultad logística de paralizar la protesta tan sólo durante unos días y por la presión de las cada día más farmacias expedientadas, que se considerarían fuertemente "traicionadas" si el Colegio depusiera ahora su actitud.

Pero el Colegio sabe que muchos asociados actúan con picaresca, cobrando normalmente sólo a los clientes habituales o entregándoles gratis las medicinas con una factura de compra ficticia con la que éstos obtendrán el reembolso y después pagarán al farmacéutico. Eso sin contar con la decidida actitud insumisa de un reducido grupo de profesionales que estos días están facturando como nunca a los muchos ciudadanos que hacen cola en sus negocios.

"Hay cada vez más miedo a las sanciones y expedientes que se están abriendo y tramitando", reconoce un farmacéutico .

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