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Milosz inaugura la 52ª Feria de Francfort con un emotivo discurso sobre el amor a los libros

Pocas inauguraciones de la Feria de Francfort han sido tan literarias como la de ayer en la que dos premios Nobel, Czeslaw Milosz y Wislawa Szymborska pusieron el listón tan alto que contagiaron a todo el mundo. La poeta leyó en polaco un poema, que a continuación fue recitado en alemán, sobre la alegría de escribir. Milosz, con citas de Brodski, Borges y Mallarmé, hizo una emocionada defensa del libro y la lectura: "La historia del libro ha sido a la vez heroica y dramática, pues un libro es algo más que un objeto. Un libro puede ser una fuerte concentración de energías espirituales".

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"Los peligros a los que han estado expuestos los libros durante siglos son prueba de su importancia. Han sido censurados, retirados de las estanterías de las bibliotecas y sólo accesibles con una autorización especial, las páginas no ortodoxas de las enciclopedias han sido eliminadas por orden de tal o cual autoridad, poseer ciertos libros podía significar prisión o pena de muerte, personas llenas de coraje hicieron pasar libros más allá de fronteras, ediciones clandestinas fueron publicadas en imprentas secretas", dijo el Nobel polaco Czeslaw Milosz."El siglo XX no ha sido fácil para los libros", añadió Milosz y aportó como prueba sus propios recuerdos. "Me acuerdo del cielo encima de una ciudad en llamas y en el cielo una multitud de copos negros girando en el viento. Se trataba de páginas de libros calcinados. He conocido igualmente la cólera, primero, la alegría después, de ver obras prohibidas impresas clandestinamente. (...). Saludo hoy al siglo actual con la esperanza de que empiece una nueva era, sin censura ni prohibiciones, una era de paz durable, pues nosotros sabemos que la suerte reservada a los libros es el espejo de las sociedades humanas".

Bellas palabras que emocionaron a los numerosos asistentes al acto de inauguración de la 52ª Feria Internacional del Libro de Francfort, que este año tiene acento polaco: Polonia es el país invitado y su apacible y amplio espacio en el pabellón 3 era ayer el único lugar visible, mientras en los restantes se trabajaba a toda marcha para dejar las cosas a punto. Camiones, furgonetas, coches, cargados de libros, técnicos decorando las casetas, gentes de diversas generaciones circulando por los 200.000 metros cuadrados de recinto ferial a toda velocidad en patinete.

Mientras en el Congress Centre retumbaban los discursos, los editores recién llegados de todo el mundo empezaban a cambiar cromos, algunos, con tristeza, como los independientes: el grupo italiano Rizzoli ha comprado a la francesa Flammarion, o ¿qué pasa con Bertelsmann? ¿es cierto que su división de libros se va a llamar Random House, nombre de la editorial norteamericana, uno de sus buques insignia? Y el grupo Plaza & Janés, también del grupo alemán, ¿qué pasa con ellos, que hace unos meses han tenido/sufrido un cambio de dirección?

Se espera que en esta feria se anuncie "algo", que probablemente Plaza & Janés también será Random House. ¿Y los libros?, algo se habló también de ellos, aunque ya nadie viene a Francfort a buscar sorpresas, sí hay cierta expectación, pequeñita, por quién se queda con los autores de la lista del británico Booker Prize. Como dicen algunos a Francfort ya sólo se viene a verse las caras.Los responsables de la feria lo saben y por eso anuncian cambios: en el verano de 2001 ya estará a pleno rendimiento la feria virtual: compra y venta de derechos a través de la red durante todo el año con facilidades para los usuarios. Y más, se está construyendo un enorme pabellón al que podríamos llamar tres bis para que los editores internacionales, o sea, los que no son alemanes, estén concentrados en los pabellones cinco, seis y ocho. Más comodidad para ver las más de 100.000 novedades que se presentan en la feria.

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