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La conferencia mundial contra el tabaco arranca sin consenso

Postura española

La industria tabacalera y sus opositores comenzaron ayer una semana de debate en la primera reunión auspiciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para elaborar un convenio-marco para la lucha antitabaco. Participan 191 países. La OMS ha puesto como fecha límite para el fin de las negociaciones el 2003. En 2001 están previstos otros dos encuentros.Por un lado, la OMS y numerosas entidades estatales, institutos universitarios y comunidades locales pugnan por una regulación mucho más estricta de la fabricación, comercialización, consumo y consecuencias sanitarias del tabaco. Enfrente las multinacionales, encabezadas por Phillip Morris y Marlboro, aducen problemas financieros y pérdida de puestos de trabajo y se oponen a reglamentaciones estrictas.

El 80% de los fumadores vive en los países del sur. Si no se toman las medidas preventivas, en 2030 morirán unos 10 millones de personas al año debido a enfermedades derivadas del tabaco. De éstos, un 70% serán ciudadanos de países en desarrollo.

Para evitar este genocidio silencioso, como lo han calificado algunos, la OMS propone la elaboración de un convenio-marco, con criterios científicos como punto de partida y una unificación de las legislaciones nacionales.

España anunció ayer que adoptará una posición común con el resto de los países de la UE durante las negociaciones que deberán conducir a la firma del Convenio Marcos sobre Control de Tabaco. El Ministerio de Sanidad reconoce que en España las muertes relacionadas con el tabaco se elevan a 45.000, y que el 30% de los fallecimientos causados por todos los cánceres son atribuibles al consumo de tabaco. Las autoridades sanitarias españolas señalan que "los colectivos que más preocupan, de cara a este convenio, son los niños, las mujeres y los jóvenes".En un borrador que ha comenzado a circular entre los delegados, la OMS y los opositores al tabaco proponen legislar la eliminación de la publicidad y de los componentes adictivos del tabaco. También quieren aumentar los impuestos a las industrias y prohibir de forma estricta la venta de cigarrillos a los menores de 18 años. Otra iniciativa que se propone es la puesta en marcha de campañas de reconversión en las plantaciones de tabaco, especialmente en los países pobres, para que los agricultores accedan a ingresos alternativos.

Según un informe conjunto de la OMS y el Banco Mundial, una subida de un 10% en el precio del tabaco incitaría a unos 42 millones de personas a dejar de fumar y podría evitar diez millones de muertes. También creen que esta medida reduciría la demanda en un 4% en los países de ingreso alto y en un 8% en los de ingreso medio y bajo, especialmente entre los sectores más desfavorecidos de la población. La industria tabaquera se opone al aumento del precio del tabaco al asegurar que resultaría en un aumento del contrabando.

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