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Los inmigrantes 'legalizados' son insuficientes para atender la demanda de mano de obra en el campo

El número de inmigrantes beneficiados por el proceso de regularización es insuficiente para responder a la demanda laboral que generan las más de 30.000 hectáreas de invernaderos de Almería. Falta mano de obra "legal" aunque, paradójicamente, las organizaciones agrarias calculan que unas 10.000 personas se han quedado sin permisos. Las organizaciones agrarias crean fórmulas para cubrir las necesidades de los agricultores sin recurrir a ilegales. La contratación de alguien sin permiso y sin alta en la Seguridad Social está multado con 500.000 pesetas.

"Parece que la Administración central tiene algún inconveniente que le impide actuar en tiempo y forma para resolver el grave problema de la falta de mano de obra legalizada. En lugar de soluciones, hay operaciones de castigo y se intensifican las inspecciones del Ministerio de Trabajo", afirman los responsables de la Coordinador de Asociaciones Agrarias y Ganaderas (COAG).Las organizaciones profesionales del campo andaluz han puesto en práctica iniciativas propias para paliar la falta de mano de obra. La última de ellas culminó hace dos días, con la llegada a la Puebla de Vícar de un grupo de 27 temporeros de países como Bangladesh, Guinea, Mauritania, Perú, Pakistán o Marruecos. Su viaje hasta Almería ha sido posible al Plan de Migraciones de COAG, mediante el cual se deriva la mano de obra de una campaña a otra en el ámbito nacional. Así, los 27 extranjeros llegados el domingo procedían de la provincia de Lérida, una vez concluida la recolección de fruta en Cataluña.

Juan Romero y su socio Miguel, dos empresarios agrícolas, han alojado a un grupo de Bangladesh en tres habitaciones con literas, una cocina a gas butano con lavadora y frigorífico y el cuarto de baño. "La infraestructura estaba dentro de la finca. Sólo he tenido que adecentarlo para que tengan lo mínimo. Estarán conmigo toda la campaña, hasta junio", explicó Romero. Para el empresario, el Plan de Migraciones facilita la mano de obra "legal" y "cualificada" y la garantiza durante toda la campaña.

La instalación del grupo se produjo sin grandes dificultades, pese a no saber una sola palabra en castellano y valerse de palabras sueltas en inglés para entenderse con sus jefes. "Son buenas personas", anticipó a los inmigrantes una responsable de COAG. "Nos gusta trabajar", respondió en inglés uno de ellos. "Aquí sólo lo haréis ocho horas diarias y los domingos se descansa", les explica la representante de COAG. "Esto es mejor que de donde venimos. Allí trabajábamos nueve horas y algunos domingos. Y la casa también es mejor", sentencia Jewel Ahmed Chowdhury, de 27 años.

Otra iniciativa similar, que persigue casar la oferta con la demanda, ha partido de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA), que tramita los contratos en los países de origen. Así llegarán 210 mujeres marroquíes para trabajar en el manipulado de hortalizas en noviembre.

Sobre la contradicción que supone traer hasta Almería inmigrantes de otros lugares de España o mano de obra desde origen, dadas las cifras de indocumentados que se barajan, ambas organizaciones se muestran rotundas: "Aquí en Almería suficientes legales no hay. Pero lo que no podemos hacer es que los agricultores contraten ilegales. La Administración tiene que resolverlo", sentencian.

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