_
_
_
_
13ª ASAMBLEA ANDALUZA DE IZQUIERDA UNIDA

IU aborda la elección del nuevo coordinador con dos candidatos enfrentados y en un clima de crispación

Izquierda Unida afronta mañana su 13ª asamblea andaluza con la presión del rosario de descalabros electorales de los últimos cuatro años y un largo recorrido de desencuentros entre sus dirigentes. Dos sectores muy definidos -el oficialista de Diego Valderas y el crítico de Concha Caballero- se batirán en un congreso de alta tensión, cuya crisis se viene larvando desde la salida de la coordinación de Luis Carlos Rejón en 1996, cuando se hizo evidente el desmoronamiento del proyecto inicial de IU, tanto por el encontronazo en las urnas como por la marcha de tres de sus corrientes. Lo más difícil de esta asamblea, que se inicia prácticamente en tablas, será el día después; es decir, cómo recomponer la cohesión.

Más información
La lucha por el control del cambio
Igual reparto en el federal
Una ortodoxa que fue creciendo en rebeldía

Gane quien gane, el resultado será apretado, salvo sorpresas. Los partidarios de ambas candidatura están repartidos en bloques muy cerrados, por lo que apenas existe margen para que una bolsa de supuestos indecisos incline la balanza hacia una abrumadora mayoría de una de las partes. La dirección de IU y del PCA, que apoya a Diego Valderas, ha proclamado ya la victoria del candidato oficial con un 62% sobre un 38%. Los críticos de Concha Caballero sostienen que sus fuerzas alcanzan al menos un 49% de los apoyos.De lo ajustado del proceso da una idea la lucha encarnizada por los 548 delegados que asistirán a la asamblea, que comenzará precisamente con la resolución de impugnaciones en Almería y Sevilla. Los compromisarios en juego ni siquiera alcanzan la decena.

Para entender qué es lo que ha pasado en IU hasta llegar a este grado de crispación, hay que mirar bastante para atrás y situarse en las elecciones autonómicas de 1996. La federación había pasado dos años dorados en el Parlamento andaluz, donde con 20 diputados tuvo en su mano la oportunidad de determinar la política de un PSOE sin mayoría en la Cámara e inusitada debilidad. El juego político le arrastró a la famosa pinza con el PP de trágicas consecuencias electorales, al bajar hasta los 13 escaños y perder 86.000 votos.

El desconcierto del revés en las urnas derivó en una catarsis desordenada que se unió al descontento que se había fraguado ya en tres corrientes internas: Los Verdes, el CAI y Nueva Izquierda. Luis Carlos Rejón, que hasta entonces había ejercido de coordinador con un sólido liderazgo, se vio abocado a dimitir espoleado por una suerte de conjura que pretendía el adelanto de la asamblea y que tenía preparado ya el recambio: el malagueño Antonio Romero, cuyo principal mentor en sus cuatro años de mandato ha sido el secretario general del PCA, Felipe Alcaraz.

El fracaso electoral casi no mereció debate en el cónclave extraordinario que eligió a Romero. El plante de las corrientes díscolas, que posteriormente abandonaron la federación, forzó un cierre de filas del PCA y el CUT, y Romero ganó con un 67% de los votos, pese que no era bien visto por los dirigentes de más peso.

La ausencia de respaldo inicial se fue escorando progresivamente hacia posiciones extremas, con unas relaciones personales muy deterioradas, mientras IU iba encadenando batacazos electorales sin ser capaz de reaccionar a lo que ya era una caída libre a los niveles más bajos de su historia autonómica.

Si el sector contrario a Romero y al aparato del PCA, que ahora encabeza Concha Caballero, estaba claramente perfilado casi desde la misma elección del coordinador, la pregunta es: ¿por qué no plantaron batalla entonces y revelaron abiertamente sus discrepancias? La explicación no es simple, y tiene una doble vertiente: la coincidencia con los preparativos de las elecciones municipales, primero, y autonómicas, después; y la condena grupal que recibe cualquier miembro de IU que traslade un problema interno a los medios de comunicación, hecho que se considera una falta grave de deslealtad. Con frecuencia en las reuniones de sus órganos se escuchan acusaciones entre los asistentes de filtrar a la prensa, a la que se le considera una depredadora de "carnaza" para debilitar a la organización.

La última asamblea de noviembre pasado, casi en vísperas de la convocatoria de las elecciones autonómicas, pasó como un trámite burocrático y Antonio Romero fue reconfirmado como coordinador. Sus adversarios renunciaron a presentar alternativa para propiciar un cambio y prefirieron esperar al día después de los comicios, de muy mal pronóstico. El resultado fue aún peor de lo que apuntaban las previsiones más pesimistas: se perdieron la mitad de votos y escaños. En seis años y dos elecciones Izquierda Unida se había dejado en el camino 14 diputados. La crisis de la federación, convertida ya en una olla a presión, tocó fondo y las diferentes posiciones afloraron con virulencia hasta convocar la asamblea extraordinaria de este fin de semana.

El coordinador que resulte elegido el domingo tendrá que hacer un especial esfuerzo de integración para recomponer la cohesión que está hecha añicos, según coinciden dirigentes de ambos bandos, que ven con preocupación el desenlace de la asamblea. Tanto Valderas como Caballero están de acuerdo también en apoyar esta tarea en una renovación real y en el alejamiento de los postulados y lecturas benignas que han colocado a IU al borde del abismo. La diferencia estriba, pues, en cómo y, sobre todo, en quién lo tiene que hacer.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_