La lucha por el control del cambio
El órdago de las primarias
El proceso de la 13ª asamblea ha sido el más reñido que ha vivido la federación en Andalucía. Los sectores enfrentados parten esta vez del núcleo del PCA y no de corrientes con escaso peso que acaban por diluirse o marcharse de la coalición. Es por eso que el tono del debate ha alcanzado una enorme dureza y se ha mezclado con antiguas rencillas, a veces, de índole puramente personal.Tras las elecciones del 12 de marzo, los críticos aglutinados en torno a Concha Caballero, y con el respaldo de Rosa Aguilar y Luis Carlos Rejón, reclamaron la dimisión del coordinador y candidato Antonio Romero, así como el nombramiento de una gestora para preparar una asamblea extraordinaria que diera paso a una nueva dirección. La cúpula de la organización, sin embargo, intentó mantener las riendas y ofreció como alternativa que Romero se sometiera a una especie de cuestión de confianza en una reunión del Consejo Andaluz, máximo órgano entre asambleas, y que fuera allí donde se acordara una nueva dirección sin necesidad de adelantar el congreso, previsto para 2002.
La presión por el varapalo electoral no hizo posible esta última fórmula y, aunque la reunión del Consejo Andaluz llegó a celebrarse con la ratificación de Romero, días antes éste anunció que dejaría libre el camino a un sucesor. La asamblea extraordinaria se fijó para una semana antes de la federal, y el coordinador prometió nombrar una nueva comisión permanente "plural y territorial" para que condujera el proceso. No fue así, la ejecutiva, mayoritariamente afín a Romero y Felipe Alcaraz, optó por designar como secretario de Organización a Willy Meyer y de Política Institucional a Diego Valderas, más tarde convertido en el candidato de la dirección saliente.
Los críticos interpretaron el tándem Meyer-Valderas como una gestora encubierta, controlada por el aparato, además de denunciar una competición desigual en medios e infraestructuras. Caballero lanzó entonces un órdago para evidenciar su voluntad de la máxima participación de las bases y propuso que se celebraran elecciones primarias, pero la iniciativa ni siquiera llegó a discutirse al ser aplazada a cuatro días antes de la asamblea la reunión del Consejo Andaluz donde iba a plantearse.Su segunda apuesta, que llevará a la asamblea, es modificar el método de elección del coordinador para que sea votado directamente por los delegados, y no a través del Consejo Andaluz. El sistema vigente es que los 548 delegados eligen mediante votación secreta en la asamblea a 80 de los 124 miembros del Consejo -los otros 44 corresponden a los consejos provinciales- y éste designa al coordinador. Cuando hay listas alternativas, como es el caso, el Consejo se conforma de manera proporcional a los votos conseguidos por cada candidatura.
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