La Fundación Bartolomé March crea un premio para la crítica
Mercado difícil
"Toda sospecha está justificada. Si alguien quiere ver en este premio oscuros ajustes de cuentas, que los vea. Es bonito que haya sospechas". Así de irónico se mostró ayer en Barcelona el escritor Eduardo Mendoza en la presentación del Premio Bartolomé March a la Crítica, instituido por la fundación del mismo nombre para destacar cada año la mejor reseña literaria aparecida en la prensa española y el mejor libro de crítica editado en ese mismo periodo. El primer galardón está dotado con un millón de pesetas; el segundo, con dos.Aparte de Mendoza, formarán el primer jurado de este premio, que se concederá a finales de 2001, los escritores Félix de Azúa, Jorge Volpi, Fernando Savater, Luis Goytisolo y Guillermo Cabrera Infante; la catedrática de Literatura Española de la Universidad de Venecia Elide Pittarello, el crítico francés Jean François Fogel, y el director de la Fundación Bartolomé March Servera de Palma de Mallorca, Basilio Baltasar, ex director literario de Seix Barral y fundador de la revista Bitzoc.
"Es un premio que no tiene precedentes y con el cual nosotros mismos aspiramos a racionalizar un modelo de crítica", destacó Baltasar. Los textos podrán ser remitidos a la fundación por sus propios autores o por los directores de sus respectivos medios. Igualmente, el jurado irá seleccionando a lo largo del año los artículos que le parezcan más interesantes.
"La crítica no es un añadido a la obra, forma parte de ella, como una continuidad", destacó por su parte Félix de Azúa, quien añadió que en un mercado en el que aparece tal cúmulo de novedades y en el que las grandes editoriales poseen tan potentes medios de promoción, la difícil tarea del crítico debe consistir en "orientar, informar y educar. En definitiva, en prestar servicio"."No se trata de convocar un premio beligerante, sino de primar la solvencia que da el conocimiento. Un aspecto que habrá que valorar es la capacidad del crítico para salirse de los a priori, de que él mismo se sorprenda", remató Baltasar. En tono menos provocador que en su primera intervención, Eduardo Mendoza destacó el papel humilde de la crítica -"todos somos usuarios y deudores de ella; pobres de nosotros si no existiera"- y la voluntad de este premio de no crear nuevos mandarinatos culturales, "sino más bien de desnudarlos". "Se trata de dar con una crítica ajena a la crueldad tanto como a la benevolencia. No es nada fácil".
La crítica ganadora, junto con las consideraciones del jurado, será publicada posteriormente en un opúsculo.
Babelia
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