"La mejor traducción es la que mantiene el espíritu del libro"

Irene Aldasoro (Idiazabal, 1955), profesora de euskera y traductora profesional, vio ayer por primera vez reconocido su trabajo. Recibió el Premio Euskadi de Traducción por "la gran precisión y fidelidad" con la que ha plasmado en euskera el volumen de relatos Dublineses, de James Joyce. El jurado estima que Aldasoro ha traducido "el mundo complejo y la escritura milimétrica" del escritor irlandés y ha convertido así el texto en euskera en una obra "también brillante". Pregunta. ¿Qué supone para usted este premio?

Respuesta. Como primer premio que gano, me hace una ilusión tremenda.

P. El reconocimiento le llega a través de un título emblemático. ¿Existe cada vez más demanda para traducir a los grandes autores al euskera?

R. Sí. No todo el mundo lee a Joyce ni en euskera ni en castellano, pero se está haciendo un pequeño mercado para que la gente que quiera tenga, al menos, la opción de leer en su idioma.

P. ¿Qué dificultades ha encontrado al traducir a Joyce?

R. La parte más difícil de la traducción es siempre la interpretación. Lo difícil es saber lo que se esconde detrás de la figura, detrás de la palabra.

P. ¿Aboga entonces por una traducción que no sea meramente literal?

R. Desde mi punto de vista, la mejor tradución es aquella que mantiene sobre todo el espíritu del libro, que transmite exactamente lo que quiso decir el autor. Nunca podrá ser literal si se traduce a un idioma como el euskera, pero se puede crear un mundo lo más parecido posible al que se quería representar.

P. ¿Por qué?

R. El castellano es un idioma muy rodado, tiene una larga historia escrita y está normalizado, mientras que el euskera se ha mantenido a unos niveles orales. La dificultad es ésa; hay muchas menos frases hechas que en castellano, menos clichés.