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GOLPE AL PROCESO DE PAZ

El presidente palestino acusa al líder israelí de provocar la violencia

Yasir Arafat afirmó ayer que el Gobierno israelí directamente responsable de que el ex ministro de Defensa Ariel Sharon se presentara con 3.000 soldados en la mezquita Al-Aqsa de Jerusalén, desencadenando la revuelta palestina que ha llevado el conflicto de Oriente Próximo a su peor momento desde hace cuatro años. "Fue un pretexto, una provocación", añadió, "para hacer estallar una situación que ya era malísima con el objetivo de perpetuar su codicia colonialista y expansiva"."Anoche leí, y se las enseñé al señor Aznar , unas declaraciones del general Saul Mofaz, jefe del Ejército israelí, en las que decía que había recomendado a Sharon que no fuera a la mezquita con soldados israelíes, pero la decisión fue de la autoridad política", explicó. En una rueda de prensa posterior, el presidente palestino razonó que, más que acusar, lo que hacía era "constatar hechos", porque, dijo, "¿quién puede creer que 3.000 soldados fueran a la mezquita Al-Aqsa sin la autorización de una alta autoridad política?".

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A partir de ahí, el líder palestino trazó el panorama de una acción concertada por la que el Ejército disparó primero, al día siguiente de la visita de Sharon, "contra los que rezaban en la mezquita". "Después extendió la violencia a nuestros pueblos, ciudades y campos de refugiados, cercando Cisjordania y Gaza", continuó Arafat. "Es una guerra militar, económica, una guerra de hambre contra el pueblo palestino declarada por el Gobierno israelí para no seguir con las negociaciones", añadió.

Saldo de víctimas

Impulsado por la fuerza de los incidentes y por que ningún representante israelí se avino a participar en el II Foro de Formentor, donde tuvo lugar esta intervención -pese a que la Fundación Repsol, organizadora del acto, y el propio Gobierno español hicieron gestiones para conseguir la presencia de Barak, o de su ministro de Exteriores, Slomo Ben Ami-, Arafat situó su intervención entre la reivindicación desesperada y la arenga.Desde su llegada a Formentor, el viernes, hubo de revisar continuamente su saldo de víctimas, en las distintas intervenciones, que, al mediodía de ayer, en su despedida, cifró en 113 muertos -"porque me acaban de comunicar que han muertos otros tres niños"- y 2.800 heridos. Con estos actos, dijo, Israel pretende "imponer por la fuerza una solución que satisfaga su codicia colonial y expansiva sobre nuestra tierra y sobre los santos lugares de musulmanes y cristianos a fin de judaizarlos".

Arafat afirmó que mientras los palestinos cumplían sus compromisos de paz, los israelíes incumplían los suyos. "Yo les obligué la semana pasada en París a visitar al presidente Chirac", dijo el palestino, según el cual Israel no quería que nadie de Europa ni tampoco el secretario de la ONU, Kofi Anann, interviniera en las conversaciones para buscar una salida a la crisis. Luego llegó el plantón de Barak en Egipto y el parón de todo el proceso. No obstante, Arafat pidió a Israel que "vuelva a extender la mano de la paz y cumpla sus compromisos".

El presidente del Gobierno español, José María Aznar, aseguró ayer que está promoviendo la formación de una comisión integrada por representantes israelíes, estadounidenses, europeos y árabes que esclarezca el estallido de violencia y permita retomar con urgencia el proceso de paz. La creación de esta comisión, que Arafat exigió la semana pasada en las negociaciones de París, parece haber sido el escollo principal para el acuerdo de alto el fuego, ya que fue rechazada por los israelíes.

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