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La Unesco alerta sobre "la industrialización" y el aumento del tráfico de mujeres con fines sexuales

Tereixa Constenla

El tráfico de mujeres con fines sexuales es más rentable que el comercio de armas o drogas. Y, lo que es aún peor para las expertas, no es combatido con el mismo ímpetu por parte de los Estados. La representante de la Unesco Wassyla Tamzali alertó ayer sobre la "industrialización" que está experimentando el tráfico con fines sexuales y las trabas existentes para atajarlo. Tamzali reclamó un protocolo internacional que condene sin matices el comercio de seres humanos: "No existe el derecho a prostituirse, es una práctica indigna para el ser humano".

Wassyla Tamzali, directora del programa para la promoción de la condición de las mujeres del Mediterráneo de la Unesco, convirtió la conferencia inaugural del I Foro sobre Prostitución y Tráfico de Mujeres con Fines de Explotación Sexual, que comenzó ayer en Sevilla, en un apasionado alegato contra el comercio sexual y la prostitución. "Existe un gran marketing detrás de la venta de seres humanos; los Estados no son proxenetas, pero son responsables", dijo.De partida, Tamzali cree un atentado contra la dignidad que se plantee la prostitución como una elección libre: "No existe el derecho a prostituirse, cuando se defiende la libertad de prostitución en Amsterdam estamos vendiendo a un niño de cinco años en Vietnam". Como medidas concretas exigió que los Gobiernos asuman la lucha contra el tráfico de personas como "un verdadero compromiso político" y que el protocolo internacional sobre el tráfico de personas condene, sin matices de ningún tipo, la prostitución. "Si se limita a los casos en los que hay coacciones o violencia, está obligando a la víctima a denunciar y eso casi nunca ocurre", dijo.

El foro, que organiza la delegación de la Mujer del Ayuntamiento de Sevilla, dejó patente que la mayoría de las ponentes se oponen a la legalización de la prostitución y a la diferenciación de los casos en que se practica de forma voluntaria de los coactivos. Al igual que la representante de la Unesco, la abogada de la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres de Madrid, Rosario Carracedo, criticó esa separación: "El ejercicio de la prostitución es una modalidad de esclavitud que atenta contra la especie humana".

Carracedo arremetió contra el Código Penal aprobado en 1995 por consagrar tal distinción: "Dice que es legítimo cosificar el cuerpo de una persona que se prostituye". "La autodeterminación sexual que se esgrime no es la de la prostituta, es la del cliente", agregó. La abogada, sin embargo, admitió que modificar el espíritu del Código Penal requeriría una evolución de la conciencia social relacionada con la prostitución, similar al proceso de sensibilización colectiva que rodeó la violencia doméstica, que gozó hasta hace pocos años de la permisividad general.

También Wassyla Tamzali hizo hincapié sobre la necesidad de contrarrestar la creencia de que la prostitución es un "fenómeno social normal". "Se nos quiere hacer creer que es como el jogging y no es verdad, es un medio de violencia y tortura", añadió.

Tamzali se desmarcó de la "banalización" de la prostitución defendida por algunos intelectuales y minimizó la trascendencia de los programas de reinserción de las prostitutas: "Es como querer vaciar una bañera con una cucharita de café mientras los dos grifos están totalmente abiertos". "Y la gente que abre los grifos es la gente a la que se considera honrada", espetó.

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También Francisco Orengo, especialista en psiquiatría legal y trastornos de estrés postraumático, incidió sobre los riesgos que sufren las mujeres que se dedican a la prostitución, un ejercicio que, en su opinión, supone "una violentación máxima de la fisiología y psicología del ser humano". Además de las enfermedades de transmisión sexual (SIDA, sífilis o gonorrea, entre otras), el psiquiatra destacó que los síntomas en la esfera psíquica -citó insomnio, pesadillas, depresiones o alucinaciones- son muy frecuentes en el 68% de los casos, según un reciente estudio norteamericano.

Orengo aseguró que, en la mayoría de los casos, los antecedentes de estas enfermedades psíquicas se encuentran en situaciones de abusos sexuales ocurridos en la familia. "Condicionan en alto grado el aprendizaje de una sexualidad basada en la violencia, la explotación y la ausencia de afecto que abre la puerta al comercio sexual posterior", señaló.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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