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El Ejército israelí comienza a retirar sus blindados de los territorios palestinos

El Ejército de Israel retiró ayer parcialmente los carros de combate de los territorios autónomos en respuesta a la decisión de las autoridades palestinas de poner freno a los manifestantes, impidiéndoles el acceso a determinados puntos usuales de enfrentamientos. Estos movimientos tácticos se tradujeron de inmediato, sobre el terreno, en un descenso de la tensión, aunque para hoy se espera un nuevo embate de la violencia, coincidiendo con la salida de los fieles musulmanes de las mezquitas tras la oración preceptiva de los viernes.

Numerosos carros de combate israelíes, que desde hace cerca de una semana permanecían apostados en puntos estratégicos de los territorios autónomos palestinos, empezaron ayer por la mañana a regresar a sus acuartelamientos. El repliegue de los blindados fue ordenado por el propio primer ministro, Ehud Barak, desde París, al mismo tiempo que el presidente palestino, Yasir Arafat, ordenaba a sus fuerzas de seguridad controlar a los manifestantes e impedirles el acceso a algunos de los lugares habituales de confrontación.Las órdenes de apaciguamiento se evidenciaron de inmediato en tres escenarios de combate habituales durante los últimos días; la tumba del Patriarca José, en Nablús, al norte de Cisjordania; la zona norte de Ramala, donde se encuentra el cuartel general de las tropas hebreas en Cisjordania; y los alrededores del asentamiento judío de Netzarim, en la franja de Gaza, donde se ha producido el número más elevado de muertos y heridos. La retirada estratégica de las fuerzas israelíes fue acompañada de una mayor precisión en los disparos de sus soldados, que ayer repelieron a los manifestantes en los alrededores del asentamiento de Netzarim con tiros a las piernas, tratando así de no herirlos por encima de la cintura o en la cabeza, como se venía haciendo en los combates anteriores. Estas precauciones sin embargo no pudieron evitar la muerte de un manifestante palestino en Gaza mientras el resto de sus compañeros escalaban la valla de un puesto militar israelí y arrancaban la bandera del destacamento, así como una segunda víctima en Belén, cerca de la Tumba de Raquel.

El Gobierno israelí trata con estas disposiciones de calmar los ánimos en víspera de la jornada de lucha prevista para hoy en todos los territorios autónomos, donde el movimiento islamista Hamás ha convocado a toda la población a participar en un Día de la Ira. Pero, al mismo tiempo los servicios de seguridad hebreos han empezado a adoptar otras medidas policiales más discretas, especialmente en Jerusalén, donde se temen importantes desórdenes a la salida de la oración en la Explanada de las Mezquitas, en la ciudad antigua de Jerusalén.

La policía empezó ayer por la tarde a colocar filtros en los accesos de Jerusalén Este, en un intento de controlar las idas y venidas de la población palestina para impedir que los menores de 45 años accedan a las mezquitas de la Ciudad Santa. Más de 300 personas, en su mayoría jóvenes, fueron arrestados durante el día de ayer en estos controles.

"Llamamos al enfrentamiento con nuestros enemigos; soldados y colonos. El viernes será una jornada de escalada y violencia, con manifestaciones previstas en todas las mezquitas", aseguraba la convocatoria de Hamás. La llamada ha encontrado apoyo entre los militantes y dirigentes de la Yihad Islámica.

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