El marinero rescatado fue el único que no pudo ponerse el salvavidas

Dos de los pescadores del Arosa fueron rescatados por un helicóptero de las rocas a las que habían logrado aferrarse junto al único superviviente, Ricardo Arias, pero murieron de hipotermia poco después. Por ironías del destino, Arias es el único que puede contar la tragedia pese a que tuvo la malísima suerte de ser el único de los tripulantes del barco hundido frente a las costas de Irlanda que no tuvo tiempo de ponerse el chaleco salvavidas. Según José Manuel Muñiz, presidente de la Asociación Española de Titulados Náutico Pesqueros, los dos compañeros de Arias que no sobrevivieron a las frías aguas de las costas occidentales de Irlanda podrían haberse salvado si se obligase a los buques que faenan en aguas frías a llevar trajes de supervivencia. Muñiz considera que los tripulantes del Arosa hubiesen tenido tiempo de ponerse esos trajes.

La tragedia del Arosa ha reavivado el debate sobre las condiciones de seguridad de los pesqueros españoles que se acogen al pabellón del Reino Unido para faenar en aguas del Gran Sol. Mientras los barcos españoles que frecuentan esos caladeros se han renovado notablemente gracias a las ayudas del Estado, los abanderados en el Reino Unido son, por lo general, buques de más de 20 años de antigüedad. Ése era el caso del Pescalanza, otro barco de Marín que se hundió en la zona en 1998 con sus seis tripulantes.

Éste está siendo un año especialmente trágico para los marineros gallegos. En febrero, murieron ocho personas al naufragar el buque Zafir en aguas italianas, y en marzo, cinco pescadores del Panchito perdieron la vida en la Costa da Morte (A Coruña). El del Arosa es además el segundo naufragio que se produce en pocos días en el Gran Sol, que algunos consideran el mar más peligroso del mundo. A unas cien millas de donde naufragó, se hundió el domingo un buque francés, cuyos ocho tripulantes, franceses e irlandeses, están desaparecidos.