_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Argumentos para el bilingüismo FRANCESC DE CARRERAS

Francesc de Carreras

Los libros que tratan sobre la cuestión de las lenguas en Cataluña suelen ser pesados y de farragosa lectura, con frecuencia repletos de tecnicismos que suelen hacerlos impenetrables para los profanos aunque sean de gran valor para los expertos. De ello resulta que el asunto tiene un gran interés para muchos ciudadanos, pero la información accesible a un nivel general es escasa.Además, gravita sobre todo ello el hecho de que, según ciertas mentalidades, esta materia es considerada tabú, de modo que cuanto menos se hable de ella, mejor. Tan perniciosa manera de pensar atenta contra la salud pública de una sociedad, ya que lo que tiene interés debe debatirse en público, y ese público debe tener facilidades para acceder a información suficiente y a opiniones diversas. Por tanto, en la medida en que el asunto afecta a todos, junto a las complejas monografías y ensayos de los especialistas, tienen también un gran interés los libros que, de forma seria y fundamentada, permiten acercar el debate sobre la lengua a un amplio público.

Acaba de salir un libro que reúne estos requisitos: es un libro sencillo, claro, perfectamente comprensible para todos, apegado a la realidad de nuestro país y que, con desenvoltura y desparpajo, opina razonada y razonablemente sobre los diversos problemas que han convertido la situación de las lenguas de nuestro país en objeto de apasionadas polémicas. Su autor es Jesús Royo Arpón y su título, Arguments per al bilingüisme (Editorial Montesinos, Barcelona, 2000), ya da alguna pista sobre su contenido, que se confirma nada más leer su primer párrafo, que me permito traducir: "Este libro fue escrito en el año 1996. Hice una edición artesanal con la intención de distribuirla en el congreso de mi partido, el PSC, en L'Hospitalet. Montamos un tenderete con la pancarta 'corriente bilingüista del PSC' y nos enviaron a la fuerza pública para que lo clausuráramos...".

Este estilo directo y desacomplejado es reflejo de la personalidad del autor, que hace esta autopresentación en un momento determinado del libro: "Me llamo Jesús Royo Arpón, nacido en Barcelona hace 48 años, hijo de inmigrantes. A los 14 años, al descubrir que la dictadura nacionalista utilizaba mi lengua, el castellano, para oprimir la lengua de mis amigos, tomé el compromiso de luchar por la lengua catalana. Me hice maestro de catalán (CIC, Òmnium), estudié filología catalana y ahora soy catedrático de catalán en un instituto de enseñanza media. Gané el premio de ensayo Joaquim Xirau con el libro Una llengua és un mercat (Ed. 62, tercera edición, traducción gallega en Xerais). Hacia el año 1990 me di cuenta de que la lucha por el catalán había dejado de ser la lucha por la igualdad y se había convertido otra vez en un intento de imponer una lengua -ahora el catalán- como expresión de una ideología nacional tan terrible como la de antes. Mi percepción es que la gente de izquierda -y los demócratas en general- no nos dimos cuenta de este cambio. Acostumbrados a tratar el catalán como la lengua marginada, seguimos funcionando con el automatismo de que per al català tot és bo. De manera que ir contra el catalán se convierte en la máxima acusación. (...) Resumiendo: no voy contra el catalán ni contra Cataluña, ni soy un damnificado de la normalización, ni un españolista, ni tengo nostalgia de épocas pasadas, ni me callé ante la imposición del castellano, ni soy un submarino de la derecha-COPE, ni nada de todo eso. Sencillamente, veo que el rey está desnudo, como así lo ve la mayor parte de la gente, y me permito el lujo de decirlo". ¡Vaya que si se lo permite! Con claridad meridiana y a través de una forma original y peculiar: mediante 80 imaginarias Cartas al director que, precisamente por tener este carácter, son textos breves, claros, directos y contundentes, a través de los cuales, siempre a partir de algún hecho o problema concreto, permiten a Jesús Royo ir desgranando sus argumentos a favor del bilingüismo y su crítica a la actual política lingüística. Además, el autor incluye como apéndices dos interesantísimos documentos, muy sintomáticos de la situación en Cataluña: el memorial presentado al grupo parlamentario socialista sobre la que más tarde sería la Ley de Política Lingüística de 1998 y un cruce de cartas con el Síndic de Greuges y el Defensor del Pueblo a raíz de haber redactado en castellano la instrucción de un expediente disciplinario en su instituto.

Muchos son los argumentos y muchos son también los matices con los que estos argumentos son defendidos. Imposible, pues, detallarlos. Quizá sólo resaltar una crítica a la actual política lingüística que comienza a ser admitida como válida por muchos que antes la defendían: "Imponer una lengua no es", dice Jesús Royo, "ir a favor suyo. Más bien al contrario: imponer una lengua es desprestigiarla. Los que quieren imponer el catalán, en realidad, van contra el catalán. Franco no hizo ningún favor al castellano cuando la declaró lengua única: la convirtió en una lengua odiosa y odiada. Intentar hacer lo mismo con el catalán es una ofensa al catalán. (...) Si la lengua catalana comienza a ser percibida negativamente, asociada a desigualdad, imposición, obligación, privilegio o hegemonía, puede perder todo su atractivo. Aquellos que quieren imponer el catalán como una especie de impuesto especial se lo cargarán definitivamente".

La lengua materna de Jesús Royo es el castellano. En tiempos difíciles, se hizo profesor de catalán por los motivos expuestos. Más tarde, llegó a catedrático. Sabe, por experiencia propia, que las imposiciones no gustan y cree que sólo intereses políticos ajenos a la salud de la lengua conducen a una política que a la larga es contraproducente para su libre desarrollo y, en definitiva, para su supervivencia. Cree también en aquella frase que, sacada de fuente ajena, hizo suya Albert Camus: "Amo demasiado a mi país para ser nacionalista".

Francesc de Carreras es catedrático de Derecho Constitucional de la UAB.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_