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Fin de los enfrentamientos y reanudación de las negociaciones

El primer ministro israelí, Ehud Barak, y el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, tienen encima de la mesa dos problemas esenciales. El primero y más urgente, acabar de cerrar el pacto que permita un alto el fuego y ponga fin a seis días de revuelta, un pacto que fue, en principio, suscrito por israelíes y palestinos en la madrugada del lunes al martes.

El segundo problema pendiente es el de tratar de reactivar o encarrilar el proceso de paz, bloqueado desde el fracaso de la cumbre de Camp David, el pasado 25 de julio.

El cumplimiento del alto el fuego depende de tres premisas:

- Retirada de las tropas israelíes, del armamento pesado y de los vehículos blindados a las antiguas posiciones, a las líneas en las que se encontraban antes de la revuelta.

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- Cese de las hostilidades entre las dos partes.

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- Formación de una comisión internacional, dirigida por Naciones Unidas, que aclare la responsabilidad de lo ocurrido hace una semana en la Explanada de las Mezquitas y los enfrentamientos subsiguientes en Gaza y Cisjordania.

Reactivación del proceso

Una vez resueltos los problemas inherentes al alto el fuego, quedará pendiente sobre la mesa lo más complicado: la reactivación del proceso de paz y entre israelíes y palestinos y la resolución de los siguientes problemas. - Futuro del estatuto de Jerusalén, cuya capital reclaman tanto los judíos como los palestinos.

- Situación de los refugiados palestinos como consecuencia de las guerras de 1948 y 1967.

- Porvenir de los asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza.

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