Polémica entre el Ayuntamiento de Ripollet y una asociación de magrebíes
Griri Ahmed, presidente de la Asociación de Padres de Alumnos (APA) sin Fronteras de Ripollet (Vallès Occidental), que reúne a inmigrantes magrebíes, blandía ayer unas fotos en las que aparecían paredes de edificios de la población con pintadas como Matamoros y No a la inmigración. Los magrebíes acusan al Ayuntamiento de "racista" por no limpiar estas expresiones xenófobas. El alcalde Carles Ferré, del PSC, aseguró que no hay ningún brote de racismo en la población. Eduardo Martínez, concejal de Seguridad Ciudadana, sostiene que "en el pasado y en el presente los inmigrantes han recibido un buen trato en Ripollet".
Eduardo Martínez achaca la denuncia a un conflicto entre lasdos organizaciones magrebíes de la población, ya que junto a la Asociación de Padres de Alumnos sin Fronteras, en la población existe la entidad Sadaka Salam, que no ha querido pronunciarse sobre las acusaciones contra el Ayuntamiento. Sadaka Salam, a diferencia de APA sin Fronteras, está en la comisión municipal creada a raíz de los últimos incidentes racistas en Ripollet -varias agresiones a jóvenes magrebíes- para trabajar en la integración de los inmigrantes.El concejal de Seguridad Ciudadana asegura que cuando la Policía Local encuentra alguna pintada ofensiva, inmediatamente la brigada municipal la limpia.
En cambio, Abdallah, uno de los magrebíes que vive en Ripollet, sostiene que lleva meses leyendo cada día, cuando sale de su casa, las palabras Fuera moros. Arropado por representantes de una veintena de asociaciones de inmigrantes de Cataluña, Griri Ahmed amenazó ayer con ir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo y denunciar a "la alcaldía de Ripollet".
La asociación de inmigrantes Asmar de Terrassa, más moderada, apunta cierta negligencia por parte del consistorio. Sus representantes argumentan que "al no quitar estas pintadas, al no preocuparse de estas cosas, el Ayuntamiento fomenta el racismo, porque las pintadas son publicidad racista".
En lo que están de acuerdo la mayoría de asociaciones de inmigrantes magrebíes es en que los ayuntamientos no cuentan con ellos. Denuncian que, tras los asesinatos de cuatro magrebíes, acaecidos en menos de dos meses en Cataluña viven con miedo.
Según el Ayuntamiento, en los últimos años en Ripollet se han establecido unos 600 inmigrantes, 200 de ellos magrebíes. La mayoría trabajan como peones en la construcción y algunos, con el tiempo, han conseguido abrir negocio propio.
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