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Elecciones en marzo o renuncia presidencial

El presidente de Perú, Alberto Fujimori, no quiere renunciar a su mandato, sino acortarlo y convocar elecciones en marzo. Eso, que le garantizaría mantenerse en el poder hasta julio de 2001 y pilotar la transición, no es nada fácil si se cumplen las leyes peruanas. El motivo es que, según su Constitución, el presidente ha sido elegido por cinco años; es decir, su mandato no concluye hasta julio de 2005. Se puede recortar el mandato presidencial, pero para ello hace falta que una mayoría calificada de dos tercios del Parlamento vote a favor de ese cambio constitucional, y no una vez, sino dos. Es decir, hace falta que al menos 80 de los 120 diputados voten en dos legislaturas (dos periodos de sesiones) consecutivas por el cambio constitucional. Cada uno de esos periodos de sesiones (legislaturas) dura al menos un trimestre, con lo que nos pondríamos, tal y como pretende Fujimori, en marzo. Así lo explicó en Madrid el vicealcalde de Lima, Michel Azcueta, de la agrupación opositora Somos Perú.

Azcueta añadió que el presidente peruano está perdiendo a marchas forzadas la mayoría absoluta con la huida de tránsfugas que habían sido captados para su causa, presuntamente, con la ayuda de sobornos como el que difundió el vídeo de Vladimiro Montesinos. Desde el escándalo del vídeo, la oposición abandonó el Parlamento y se ha comprometido a no volver en tanto Fujimori no cumpla una serie de garantías democráticas. Con todo, ayer el diputado de la oposición Fernando Olivera, el que difundió el vídeo, dijo que están dispuestos a volver al Parlamento. Sin su concurso, y sin su voto a favor, es imposible la modificación constitucional que acorte el mandato presidencial y le permita una salida airosa. La alternativa, practicada por Fujimori con asiduidad en su década de mandato, según subraya Azcueta, sería romper el bloque democrático formado por los ocho partidos de la oposición que piden, sin demasiadas fisuras, la apertura democrática.

El vicealcalde de Lima afirma que la mejor salida para la democracia en Perú sería la renuncia de Fujimori; destaca que esa vía es absolutamente constitucional y tiene como único inconveniente para Fujimori que no le garantiza la impunidad que éste pretende.

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