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Crítica:XI BIENAL DE FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Jazz y flamenco, dos excelentes amigos

El jazz y el flamenco se entienden bien. No es que entre ellos haya complicidades explícitas, pero sí un clima de afinidad que les hace encontrarse fácilmente en buen número de propuestas musicales.Cruce de caminos es una de las más atractivas. Gerardo Núñez, además de un formidable guitarrista flamenco, es hombre abierto a explorar en muchas otras expresiones musicales, y antes que en ninguna en el jazz, que siente y entiende. No extraña, por lo tanto, que llegara a un perfecto entendimiento con los músicos de Encuentro en Nueva York, integrado por tres españoles (Sambeat, saxo; Colina, contrabajo, y Miranda, batería) y un norteamericano (Colligan, piano).

Aquí no pretenden un ejercicio de fusión, afortunadamente. Cada uno hace lo suyo, y sólo en algunas ocasiones se superponen determinados instrumentos en fragmentos musicales. Sobre todo, la guitarra de Núñez, que, por cierto, pierde relieve cuando toca con el grupo. También las múltiples percusiones del armenio Tuncboyaciyan -espectacular, desde luego, aunque a mí esto de extraer sonidos de cazuelas y artilugios inverosímiles me parece un poco ajeno a la música- inciden en varios de los temas.

Cruce de caminos

Guitarra: Gerardo Núñez. Cante: Esperanza Fernández. Percusión: Arto Tuncboyaciyan. New York Flamenco Jazz Reunion. Sevilla, teatro Central, 25 de septiembre.

Esperanza Fernández pone la voz, su voz. Tan flamenca y tan dúctil, sin embargo, para abordar con brillantez lo no estrictamente flamenco. Aquí canta a Rosalía de Castro, a Bergamín, a Neruda. Y jondo puro y duro, como el martinete y la siguiriya. Todos fueron una belleza, pero las siguiriyas, con un acompañamiento casi de ensueño, por la guitarra de Núñez y el contrabajo de Colina, fueron más allá de todo.

Flamenco y jazz, jazz y flamenco. Dos buenos, dos excelentes amigos. En este caso, con generosas dosis de percusiones exóticas a cargo de Tuncboyaciyan, quien, además, se hizo unos cantes no precisamente jondos.

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