Padilla tocó el cielo

Triunfo de Rafael de Julia

Juan José Padilla tocó el cielo por dos veces en la última corrida de La Manzanera. Primero cuando salía a hombros de los costaleros como gran triunfador de la tarde y de la feria. Dos corridas y cinco orejas; ni los más viejos del lugar recordaban un balance tan redondo en esta plaza. Y segundo, porque mediada la faena del quinto resultó aparatosamente volteado por uno de los toros más nobles que se hayan visto. Cuando el jerezano yacía en el suelo a merced y desvaído, los pitones merodearon con saña por la taleguilla del torero.Se libró de la cornada por poco y tras unos segundos de angustia volvió a por la muleta para seguir endilgando toda suerte de derechazos. Cobró una estocada casi en los bajos y el público, impresionado, le concedió las dos orejas. Pero si se analiza la faena y salvado el trance del volteretón, quizás no fuera para tanto.

El toro de Victoriano del Río lució una embestida franca y boyante por ambos pitones y apenas fue picado. Aun así, se cayó repetidas veces en los primeros muletazos de castigo, recetados de rodillas y con demasiada obligación. El toro lo hizo todo sin mover una oreja y con una claridad casi de manual.

Padilla toreó a media altura, despegado y embarcando todas las embestidas con el pico de la muleta. Quizás, como era casi de noche y la iluminación de la plaza carecía de la mínima potencia para resultar eficaz, el público sobreseyó todas esas cuestiones -a quién le interesa el toreo- y coreó a compás los muletazos del diestro con el nobilísimo viaje del astado. Padilla, en su primero, recurrió a un encimismo vulgar con un toro de muy mala condición.

Joselito salió con mayor predisposición que otras ocasiones. En su primero hubo algún destello por el pitón izquierdo con algunos naturales que recordaron un poco lo que fue el maestro de Madrid. Además, sorprendió a la concurrencia con una larga en el tercio para recibir al segundo de su lote. Con la muleta estuvo despegadillo y frío. El toro se acabó muy pronto pero tras recibir un pinchazo persiguió al torero, que corrió a saltar la barrera, y con un derrote seco le ayudó a llegar al callejón, sin mayores consecuencias.

Diego Urdiales se encontró con un lote descastado. El primero, un ejemplar alto y cariavacado, pegaba tornillazos tanto en los embroques como en los remates. Resultó muy difícil su lidia para un matador tan poco placeado. El sexto, el último toro de La Manzanera, no tuvo mejor condición. Su calamocheo, sus pocas fuerzas y un talante reservón y apagado destrozaron las ilusiones de un torero que tuvo que recurrir, desesperado, al arrimón como único recurso.

Rafael de Julia fue el triunfador de la cuarta novillada de la feria de Algemesí (Valencia), celebrada ayer, informa Con lleno se lidiaron reses de Gabriel Rojas. Abraham Barragán, silencio y vuelta. Rafael de Julia, oreja y dos orejas. El rejoneador Luis Domecq, silencio.

Por otra parte, el diestro Espartaco ha decidido dar por concluida su temporada en España, pues no está restablecido de la lesión que se produjo en un dedo de la mano el pasado 13 de agosto cuando toreaba en El Puerto de Santa María (Cádiz).