_
_
_
_
Crítica:TEATRO - 'TOP DOGS'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La utopía

Esta clase de víctimas de la sociedad capitalista son sus propios creadores, los grandes ejecutivos, los tops dogs, estos encumbrados perros de presa que representan el poder, el fascismo empresarial: pero un día alguien que es más les despide. Es el modelo americano, el reino del pavor que llevamos toda la vida viendo en sus dramas o en sus películas y novelas. No hace mucho tiempo que ha llegado hasta nosotros con la crueldad multiplicada; ya entró en él el gobierno llamado socialista, ya lo ha acrecentado el gobierno de la derecha natural, como es lógico. Lo que se supone en este obra es que hay una institución en la cual estos despedidos se rehacen, recomponen, disponen para volver a ser. Todo el primer acto contiene esta propuesta, y presenta a los ocho personajes, en movimientos individuales y colectivos. Creo que sobra ese acto. Es monótono, las historias se parecen y los actores, que trabajan bajo una dirección férrea -y buena- de Mario Gas, tienen también movimientos parecidos, voz y gestos equivalentes.En el segundo acto comienza de verdad la obra. Algo se suelta: alguna cadena de estas formas implacables de decorado ofuscador va haciéndose poco a poco más humano. El autor, Urs Widmer (Basilea, Suiza, 1938) mantiene un ambiente irreal por el cual transcurre lo que puede ser liberación de los personajes, más que aceptación o recuperación. Van hacia una utopía: hacia una especie de ensueño de la Edad de Oro clásica, donde todos seamos iguales y solidarios, como en una paráfrasis de Marx, hacia una sociedad de hombres libres, y de campos y ríos incontaminados.

Top Dogs

De Urs Widmer, versión de Philip Rogers. Intérpretes: Mar Regueras, Fernando Guillén, Ricardo Moya, Juli Mira, Sergi Calleja, Pep Sais, Vicente Genovés, Angela Castilla. Dirección: Mario Gas. Madrid, Teatro Albéniz.

Terminan los saludos de los actores, prolongados por las ovaciones, y aún queda un número: cada uno de ellos aparece con un bombo y van cantando los nombres de empresas. Actrices y actores hacen un trabajo extraordinario: personal y colectivo. El movimiento es disciplinado, milimétrico. En este último acto tienen, también, más libertad. Los monólogos se hacen independientes. Que cada uno elija el suyo o, mejor, que elija la utopía, su dirección, la sacudida del polvo globalizante y del neocapitalismo.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_