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El viento, una solución a la crisis energética

Javier Arroyo

Un 1% de la energía que consumió Andalucía en 1999 era de origen eólico y se llegará al 8% en diez años

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Cádiz, tierra de molinos

Más caras a corto plazo

La crisis energética afecta no sólo a los camioneros y conductores que protestan en media Europa. Aunque ahora parezca imposible, en un mes o mes y medio las calefacciones empezarán a encenderse y habrá que recargar las calderas de gasóleo o habrá que abrir la espita del gas natural. Frente a las energías tradicionales, contaminantes y finitas, como el petróleo, el gas o el carbón, muchos reclaman mayor peso de las energías renovables, infinitas y cuidadosas con el medio ambiente. Se trata de consumir menos combustible fósil y más viento y sol. El primer molino generador de energía eólica que funcionó en España se puso en marcha en Tarifa (Cádiz) en 1985. Estuvo instalado varios años antes, pero no hubo manera de que produjera un vatio de energía hasta 1985. Ese aerogenerador era capaz de producir 100 kilovatios. De aquel primer ingenio, 15 años después, Andalucía ha pasado a tener una capacidad de producción de 127,8 megavatios en 1999. La producción real conseguida en 1999 (se multiplica esa cifra por las 2.070 horas que, de media, están trabajando los molinos al año) fue de 266.200 megavatios hora; apenas un 1% de los 38 millones de vatios procedentes de todo tipo de energías que se consumieron en la comunidad durante todo el año. El ambicioso objetivo de las instituciones para los próximos 10 años es subir de esos 127,8 hasta los 1.150 megavatios, una capacidad de producción equivalente al 8% del gasto energético total.

Las energías renovables son distintas a las demás sólo en su primera fase; no tienen canales de distribución diferentes a las energías clásicas. Existe algo así como una conducción general, donde convergen las energías procedentes de centrales térmicas (que funcionan mayoritariamente con carbón), hidráulicas, nucleares o cualquiera que sean. El modo en que luego llegan a las distintas compañías suministradoras es curioso. Cada día, estas grandes empresas que traen la luz a casa, Sevillana en el caso andaluz, hacen una estimación de sus necesidades energéticas. Las compañías generadoras -que no son las que las suministran al consumidor final- entran en una subasta, lo que en el sector se conoce como pool, y ofrecen el mejor precio posible. La media de los precios ofertados da una cifra que es uno de los dos componentes del precio de las energías renovables. La otra fracción del coste de estas energías es variable para la eólica, solar, etcétera.

El resultado es que, a corto plazo, las energías renovables son, sin duda, más caras: el kilovatio de electricidad producido por el viento cuesta en la actualidad 5,5 pesetas aproximadamente (precio medio actual de la electricidad tradicional en la subasta) más un extra de 4,76 pesetas. ¿Por qué compran las suministradoras estas energías, si son manifiestamente más caras? La respuesta es sencilla: la ley les obliga a ello. Si no, nadie compraría una energía que cuesta casi el doble. Es más cara a corto plazo. A cambio, sin embargo, la energía eólica no tiene efectos secundarios. No emite CO2, causante del efecto invernadero, ni los óxidos de azufre y nitrógeno que originan la lluvia ácida, lo que sí ocurre con las centrales térmicas, por ejemplo. En cambio, sí hay cierto debate con los grupos ecologistas por el peligro que pueden suponer para las aves. Hace algunos años, varias decenas de buitres murieron en un parque eólico de Tarifa. Para unos, fueron los molinos; para otros, un vertedero ilegal cercano que atraía a las aves. En cualquier caso, Juan Clavero, portavoz de Ecologistas en Acción en Cádiz, la provincia donde se concentra la casi totalidad del parque de aerogeneradores en Andalucía, insiste en que ellos apoyan la "energía eólica como alternativa a las contaminantes; pero si plantamos aerogeneradores debe ser para ir sustituyendo y cerrando otro tipo de instalaciones, como las centrales térmicas o nucleares".

Para el grupo ecologista una parte fundamental de la eficacia de esta energía es la investigación en aerogeneradores más eficientes. Frente a aquel primer molino capaz de producir 100 kilovatios, hoy ya están plantados algunos con una capacidad 13 veces superior, 1,3 megavatios. Esta es, además, la parte más grande de la inversión: el 75% de lo que cuesta un parque de aerogeneradores (hay 29 en Andalucía) se lo llevan los propios molinos. Poco va a parar a pagar el suelo. Los artefactos de tres aspas suelen instalarse en terrenos rústicos por los que generalmente las empresas productoras de energía pagan un arrendamiento que hacen depender de las horas de uso y de la energía producida. Muchos propietarios se quejan de que las liquidaciones no son casi nunca lo prometido.

Según Clavero, el potencial de la provincia de Cádiz es de 1.000 megavatios, casi 10 veces más que los 120 actuales: "Eso equivaldría a la energía producida por dos centrales nucleares. Sin embargo, mientras planificamos eso, también están planificadas cinco nuevas centrales que funcionarán con gas argelino. Eso no es lo que queremos", insiste el portavoz del grupo ecologista.

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