El Parlamento holandés aprueba el matrimonio entre homosexuales
La ley entrará en vigor en 2001, y reconoce el derecho a la adopción
A partir del mes de enero del próximo año, las parejas homosexuales holandesas podrán contraer matrimonio con los mismos derechos que los heterosexuales, incluida la adopción de niños. La ley, uno de los compromisos del acuerdo de gobierno de la coalición que lidera el laborista Wim Kok, ha contado con el apoyo de tres miembros del democristiano opositor CDA, que rompieron la disciplina de partido y votaron a favor.
Amplio respaldo
Desde 1998, los homosexuales holandeses ya podían registrarse en los ayuntamientos como parejas de hecho con los mismos derechos que los matrimonios, pero no podían adoptar niños. La ley, que aún tiene que ser aprobada por el Senado, no pone más restricciones que la de que los adoptados hayan nacido en Holanda, dado que casi ningún otro país reconoce la unión entre personas del mismo sexo. El temor a desmarcarse internacionalmente una vez más -Holanda camina siempre a la vanguardia en temas sociales como droga, prostitución o eutanasia, lo que a menudo le causa problemas con los países vecinos- llevó al gabinete anterior a posponer la discusión hace dos años.La noticia ha sido acogida con satisfacción por los grupos de defensa de los derechos de los homosexuales para quienes se trata principalmente de una cuestión simbólica que elimina la última barrera al precepto constitucional de evitar la discriminación por razones de sexo.
En cualquier caso, las parejas no podrán pronunciar el "sí" en una iglesia católica. Hace dos semanas, conocedores de que la propuesta iba a ser discutida, los obispos holandeses recordaron que el matrimonio es "una unión para toda la vida entre hombre y mujer que tiene como objetivo la procreación" y descartaron toda posibilidad de que los sacerdotes acaten en su parroquias la nueva ley civil.
El amplio respaldo obtenido en la Cámara Baja -tan sólo se opusieron algunos democristianos y los pequeños partidos confesionales- no hace sino traducir el sentir general del país. Según una reciente investigación realizada por Reformatorisch Dagblad, un diario de marcada tendencia religiosa, el 62% de la población no tenía nada en contra de que se aprobara el matrimonio entre homosexuales, aunque un 47% lo consideraba una "exageración", ya que existían otras maneras de regular la situación.Curiosamente, Camboya es el único país del mundo en el que existe una legislación que confiere a heterosexuales y homosexuales los mismos derechos, aunque en el último decenio casi todos los países europeos se han inclinado por regular la situación de las parejas del mismo sexo. En 1988, Dinamarca dio el primer paso al permitir la inscripción de la parejas equiparándolas prácticamente a los matrimonios en derechos sucesorios, tributarios, seguridad social, pensiones, seguros, subsidios e imigración. En 1997, la oficial Iglesia luterana danesa vetó el matrimonio, lo que dejó a los homosexuales sin dos derechos de las parejas tradicionales: la adopción y la gratuidad de la inseminación artificial.
Noruega (en 1993), Suecia (1995), Francia (1999) y Bélgica desde principios de este año han regulado las relaciones de parejas homosexuales de forma análoga al modelo danés, casi siempre con algún tipo de limitaciones.
En España (donde existen registros en algunas ciudades y comunidades desde 1996), aparte de la imposibilidad de adoptar niños, la inscripción de la pareja no permite acogerse a otros derechos, como la inmigración.
Reino Unido es el único en el que no existe ninguna regulacion. En Alemania, la Cámara Baja, lo tiene en la agenda de este otoño.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.