"Un premio es importante, sobre todo para promocionar la película"
Javier Bardem ha alcanzado una comunicación tan profunda con el personaje que interpreta en Before night falls (Antes del anochecer), el poeta y escritor cubano Reinaldo Arenas (Cuba 1943-Nueva York 1990), que en esta entrevista, concedida en Venecia después del estreno del filme, confesaba haber llegado casi a su límite como actor en el durísimo rodaje."Cuando escuché el último '¡corten!', mi cuerpo dijo hasta aquí, porque ya no podía más. Eso para mí es el éxito, haberle dado todo lo que podía darle a este papel. Luego, si funcionará o no, no lo sé. Si funciona, estupendo; pero si no gusta, tampoco pasa nada, porque el trabajo no lo hago sólo para gustar. Hay mucha gente en el mundo y a todos no les puede gustar".
El actor reconocía la importancia de recibir un premio, "por lo que significaría de promoción para la película". Before night falls ha significado una experiencia espiritual. "Nosotros hemos sido simplemente mediums para que la gente sepa de este escritor y pueda acercarse a su obra".
Pregunta. La película es dura con el régimen cubano, que, por extraño que parezca, representa un mito para mucha gente.
Respuesta. Pero está basada en un libro, nada está inventado; está basada en la experiencia de una persona. Nadie ha llegado diciendo: se me ha ocurrido un guión. Eso pasó y existió, o sea, que yo estoy muy tranquilo, y los que no se lo crean, que se informen. Yo tampoco quería hacer la película al principio, porque tenía prejuicios. Hasta que me acerqué a la obra de Arenas, fui a Cuba, hablé con mucha gente y supe que aquello ocurrió, aunque es un capítulo cerrado.
P. Parece que Reinaldo Arenas incluyó una carta en su libro en la que culpa a Castro de su muerte, y eso no aparece en la película.
R. Sí, al final Arenas deja un testamento, una carta en la que culpa a Castro y a la época que le tocó vivir por su muerte prematura, porque pilló el sida, y eso le llevó a suicidarse. Lo que pasa es que este hombre es un héroe contemporáneo, porque sobrevivió a cosas que otras personas no habrían sobrevivido. Incluso siendo víctima de tanto dolor físico y espiritual, aguantó hasta escribir la última novela, hasta que la grabó en cinta, que eso es lo que hacía siempre, y después se suicidó. Tenía un concepto de la obra acabada muy fuerte, le importaba más que su propia salud.
P. Pero en la película, más que suicidio lo que vemos es un caso de eutanasia. Es decir, vemos a su amigo Lázaro que le ahoga.
R. Sí, es una versión que no está (obviamente) en el libro, y que puede que fuese así. Yo sé lo que realmente pasó, pero no lo voy a contar.
P. Usted ha explicado que Arenas le parecía muy difícil de interpretar porque era cubano, pero no parece tan lejano para un actor español.
R. Sí, pero no es fácil, porque el cubano tiene un ritmo y un deje y una cadencia que a los españoles nos cuesta mucho. Podemos imitarla bromeando, pero hablarlo es muy jodido. Lo sé porque lo he hecho. Pero Julian Schnabel insistió tanto que al final me lancé a la piscina.
P. ¿Por qué estaba Schnabel tan interesado en que lo interpretara usted?
R. Bueno, tenía otros nombres que le habían fallado, y yo era la última alternativa.
P. Cuánta modestia.
R. No, es verdad, pero es maravilloso, hay mucha gente que no está ni en la última alternativa. La única razón que me daba es que sería un personaje que cambiaría mi vida y, conociendo a Julian, que es muy loco pero no es nada tonto, se refería a otro tipo de vida, no a la profesional. En lo profesional, sinceramente espero que guste esta película, pido que guste y que la gente la entienda, no pido más. Pero sí que cambió mi concepto de ver la vida, porque tuve que trabajar con lo que significa la libertad durante cuatro meses. Y uno, al encarnar un personaje tiene que intentar cuestionarse lo que se está poniendo en juego. Me he acercado mucho más al pueblo cubano y, contra lo que pueda parecer, es un nexo de unión mucho más fuerte el que tengo ahora con ellos.
P. Parece que se ha metido más en la piel de este personaje que en otros anteriores.
R. Todo los rodajes son difíciles, pero éste fue extenuante. Estuvimos trabajando durante tres meses 18 horas diarias, incluidos los sábados. Es mucho trabajo para poder estar luego fresco, intuitivo, suelto en el set. Yo estaba muy cansado porque, además, es un rodaje muy maleado, donde el personaje sufre muchas penalidades. Hemos estado en sitios imposibles.
P. Le atraía hacer de nuevo un personaje homosexual, ¿era un reto?
R. No, ningún tipo de reto. Para mí la homosexualidad no es una condición del personaje, lo considero simplemente una circunstancia, una elección sexual. Lo que pasa es que este personaje, a diferencia del de Segunda piel, hace de su homosexualidad, por las circunstancias de su vida, una bandera.
Babelia
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