_
_
_
_

Clinton se despide de la política mundial con una vigorosa defensa de Naciones Unidas

Enric González

Nunca un presidente se despidió de la política mundial ante un auditorio de tal envergadura. Bill Clinton aprovechó ayer la Cumbre del Milenio para leer algo muy parecido a un testamento diplomático. A cinco meses de abandonar la Casa Blanca, Clinton dijo haber aprendido en los últimos ocho años que Estados Unidos no podía ejercer su inmensa fuerza sin contar con el resto del planeta. Y proclamó que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), muy poco popular entre los electores de la gran superpotencia, debía desempeñar un gran protagonismo en el siglo XXI.

El alegato de Clinton en defensa de la ONU, una organización desprestigiada por sus recientes fracasos en Bosnia-Herzegovina o Ruanda y crecientemente esclerótica, marcó el tono de la primera jornada de la cumbre. La mayor concentración de poder político registrada nunca en la historia se plasmará en una sucesión casi ininterrumpida de intervenciones, que se prolongarán hasta hoy por la noche, y en miles de contactos bilaterales desarrollados en la propia ONU, en hoteles, en restaurantes o en casi cualquier lugar utilizable en una ciudad casi colapsada.Incluso el presidente de Estados Unidos, visiblemente ojeroso, debió sentirse impresionado por el público al que se dirigía. Todos estaban allí: el ruso Vladímir Putin, el chino Jiang Zemin, el británico Tony Blair, el francés Jacques Chirac, el alemán Gerhard Schröder... Más de 150 máximos dirigentes, entre los que figuraban viejos enemigos de Washintgon, como el presidente cubano Fidel Castro, o Tarek Aziz, el incombustible viceprimer ministro y responsable de facto de la diplomacia iraquí.

"Aquellos que en mi país, o en cualquier otra parte, creen que podemos prescindir de la ONU o imponer nuestra voluntad sobre ella", dijo, "malinterpretan la historia y no comprenden el futuro".

Clinton ya está liberado de la necesidad de satisfacer a sus electores, pero, aun así, sus palabras en defensa de la ONU fueron un acto valiente. El Congreso de EE UU mantiene bloqueado el pago de los casi 1.700 millones de dólares (318.000 millones de pesetas) que Washington debe a la ONU, y con frecuencia se oyen voces destacadas proponiendo que se expulse de Nueva York al gran foro mundial.

"Nos guste o no, somos cada vez más interdependientes. Debemos", siguió, "buscar soluciones en las que todas las partes implicadas puedan sentirse parcialmente victoriosas, y alejarnos de aquellas opciones en las que se exige la total derrota de alguien".

Bill Clinton afirmó que la ONU debía protagonizar la lucha contra las guerras, la pobreza y la enfermedad, y encabezar el esfuerzo por dotar de educación a todos los niños. No obvió las dificultades legales -"las guerras ya no suelen enfrentar a distintos países, sino a distintos bandos dentro de un propio país"- de la ONU para prevenir conflictos o interponerse en ellos, pero pidió al resto de los asistentes a la cumbre que no escatimaran el dinero. La lucha por la paz, el bienestar y la salud en la aldea global "tiene una etiqueta con un precio", explicó Clinton, "y todos los países, incluido EE UU, deben pagarlo". Una de las grandes reformas que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, deseaba impulsar con ocasión de la Cumbre del Milenio era precisamente la presupuestaria.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Estados Unidos es el principal contribuyente, pero no paga; otros países que se han enriquecido mucho en los últimos cincuenta años, como Japón, Arabia Saudí o Singapur, mantienen una aportación mínima, correspondiente a lo que eran cuando concluyó la Segunda Guerra Mundial. Pero esa reforma, y otras de gran importancia planteadas por Annan, como el desbloqueo del Consejo de Seguridad -siempre sujeto al veto de las grandes potencias- o la creación de un código penal mundial aplicable de forma automática en las zonas donde la legislación local fuera inservible, tendrán que esperar al menos otro año.

Annan volvió a insistir ayer en la urgencia de aprobar los cambios. "Estamos aquí", dijo, "para reforzar y adaptar esta gran institución, forjada hace 55 años al terminar la guerra, para que pueda hacer lo que se espera de ella en una nueva era; una era en la que el imperio de la ley debe prevalecer".

Annan, un diplomático nacido en Ghana que ha conseguido el respeto del Tercer Mundo sin enfrentarse frontalmente a los países ricos, repitió por enésima vez con voz suave un mensaje duro: "En una era en la que hemos descifrado el código de la vida humana y cuando podemos transmitir nuestros conocimientos de un continente a otro en unos pocos segundos, una madre no puede entender por qué su hijo debe morir de malnutrición o por una enfermedad que pudo prevenirse".

"Estos desafíos no pueden ser afrontados por un solo país o un solo Gobierno", siguió. "Y los cambios", subrayó, "no pueden ser detenidos por las fronteras". Kofi Annan, que habló inmediatamente antes de que Bill Clinton abriera el turno correspondiente a cada país, rogó a los asistentes que fueran conscientes de la solemnidad del momento: "Éste es un acontecimiento único. Una oportunidad única. La responsabilidad, por tanto, es única".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_