La Delegación del Gobierno estudiará prohibir la concentración ultra del 12 de octubre en Barcelona
La Delegación del Gobierno en Cataluña podría prohibir la celebración del acto reivindicativo que cada 12 de octubre convocan varios grupos de ultraderecha en la plaza de los Països Catalans de Barcelona. Así lo confirmaron ayer fuentes de esta Administración, si bien admitieron que hasta el día de ayer, ningún grupo había comunicado oficialmente su voluntad de manifestarse en esta plaza. Sí se tiene constancia, en cambio, de que varios grupos antifascistas piensan organizar una acampada en el mismo escenario donde tradicionalmente se manifiestan los ultraderechistas.Los graves incidentes que provocaron grupos de jóvenes autodenominados antifascistas en la jornada del 12-O del año pasado podría motivar que este año no se autorizara ningún acto ni manifestación en el lugar donde tradicionalmente se reúnen los grupos ultraderechistas. Así lo reclaman numerosas entidades del barrio de Sants.
La Delegación del Gobierno no tiene tomada aún ninguna decisión al respecto, pero en la que adopte primará "por encima de todo" que no haya "problemas de orden público", según fuentes de esta Administración. El objetivo no es, de acuerdo con las mismas fuentes, "permitir ni prohibir ningún tipo de acto", sino planificar el operativo para que no se produzcan incidentes. "Sólo en caso de constatar que un acto puede causar problemas se puede denegar la autorización".
La decisión final sobre si se va a permitir o no la manifestación ultra no se adoptará hasta que se reciba la solicitud por parte de los organizadores. El plazo para hacerlo empieza el próximo lunes y acabará 10 días antes de la celebración del acto. Los grupos antifascistas comunicaron el pasado mes de marzo a la Delegación del Gobierno su intención de organizar una acampada en la plaza de los Països Catalans el 12 de octubre. Su demanda no se tuvo en cuenta porque aún no se había abierto el plazo para la recepción de solicitudes.
La festividad del 12 de octubre del año pasado estuvo marcado por los destrozos que medio millar de jóvenes autodenominados antifascistas provocaron en los alrededores de la plaza de Sants. La intervención de la policía impidió que se produjera un enfrentamiento entre los grupos ultraderechistas y los antifascistas, pero éstos originaron graves incidentes en la calle de Sants. Los escaparates, agencias bancarias y el mobiliario urbano sufrieron graves destrozos. El episodio violento, que ocasionó una gran polémica, se saldó con 26 detenidos.
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