"Hay que superar los prejuicios de 500 años de recelo mutuo"
Begoña Lasa, profesora de inglés en la Escuela Primaria del degradado barrio bilbaíno de San Francisco, lleva 15 años compaginando la enseñanza del inglés y el trabajo a favor de la plena integración del colectivo gitano. Lasa es miembro del grupo de renovación pedagógica Adarra y de la asociación Enseñantes con Gitanos, que ayer clausuró en Derio (Vizcaya) su congreso anual, unas jornadas en las que 200 profesores de toda España han intercambiado sus experiencias y analizado su trabajo con este grupo social. Pregunta. ¿Cuáles son las razones de la baja escolarización del colectivo gitano?
Respuesta. Los niños gitanos se incorporan a una escuela organizada por no gitanos y que sigue unas pautas culturales muy diferentes a las suyas. En principio, los gitanos quieren que sus hijos vayan a la escuela para que aprendan a convivir en esta sociedad. Pero la escuela es el primer sitio en el que las niñas y niños gitanos se sienten diferentes, y lo primero que hay que cuidar es la acogida al alumnado. Si esto se da, si se establece una relación entre el profesorado y la familia que le dé al niño seguridad, no hay problema.
P. ¿Entonces, basta una acogida adecuada para que desaparezcan los problemas de escolarización?.
R. No. Hay más factores. El hecho de que hablemos de problemas ya crea un estereotipo, se presupone ya que los escolares gitanos tienen dificultades en la escuela y no van a alcanzar el éxito. Deberíamos tener con estos niños unas expectativas más altas. Muchas de las personas gitanas que han terminado los estudios hablan de lo importante que fue para ellos la confianza del profesorado, que te obliga a mejorar. Hoy día, hay pocos gitanos con estudios superiores en nuestra comunidad. Aquí ya hemos dado el primer paso, el de garantizar la relación entre los profesores y la familia de los alumnos, pero falla la confianza. Además, el alumnado gitano aprende muchas cosas en la escuela que no tienen relación con su vida. Llevamos años denunciando la ausencia en los libros de textos de referencias a la historia de los gitanos. Parece que no existen, y este silencio crea muchos fantasmas.
P. ¿Cómo afecta esto al propio alumnado?
R. Los profesores vemos que cuando acaban la escuela primaria los escolares tienen la misma lista de estereotipos y prejuicios contra los gitanos que si no hubieran tenido relación con ellos. Y cuando les preguntas, pero, ¿ y tus compañeros?, te contestan que esos no son gitanos, que esos sus amigos. Al mismo tiempo, los niños y niñas gitanas también perciben esa situación y vuelven a casa preguntando si es malo ser gitano.
P. ¿La Consejería de Educación es sensible a estas cuestiones?
R. Educación apoya moralmente y está en línea con nuestros planteamientos. Ahora bien, no se hace el suficiente esfuerzo para que se dé una adecuada escolarización. Lo que ya se han superado son los problemas que tenían antes los gitanos para apuntar a sus niños a la escuela. Sin embargo, se ha eliminado un programa que había de seguimiento a la escolarización de niños gitanos para evitar el absentismo y que funcionaba muy bien.
P. ¿En qué está trabajando la asociación ahora?
R. Tenemos que seguir trabajando para garantizar la escolarización y la asistencia regular de estos alumnos. Pero en el congreso que hemos celebrado hemos visto que tenemos que centrar nuestros esfuerzos en conseguir el éxito escolar. Hay que trabajar para que los gitanos acaben la educación primaria con, al menos, el mismo nivel de éxito que la sociedad mayoritaria.
P. ¿Cuál es el nivel de fracaso escolar entre los gitanos?
R. No lo sé exactamente, pero hoy se me han puesto los pelos de punta cuando he oído que el analfabetismo en el colectivo gitano está en el 33%, la misma tasa que se daba en la sociedad mayoritaria a principios de siglo.
P. ¿Cómo se explica que el el 85% de los escolares gitanos de sexto de primaria de Vizcaya no consiguieran aprobar el curso el año pasado?
R. Este es un dato puntual que no se puede generalizar. Y se ha dado por todo lo que he comentado. Tenemos que trabajar entre todos, profesorado, familia y sociedad, para superar prejuicios y estereotipos que son el resultado de cinco siglos de vivir apartados, de recelos y desconocimiento mutuo.
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