El centro
Pocas veces una institución pública, y sobre todo un partido político, se resisten a publicitar sus ideas, estén o no basadas en datos objetivos y realistas. Vender, aunque sea humo, es importante y suma votos incautos, que no son pocos. Extraña, acostumbrados como estamos a asistir a presentaciones de proyectos fantasmales de los que tanto gustan los populares, que el Ayuntamiento de Alicante y el Consell hayan mantenido oculta una ambiciosa iniciativa, en esta ocasión al parecer bien encaminada, consistente en revitalizar el degradado centro urbano de la ciudad, al que hace mucho tiempo se dio la espalda en favor de la franja litoral y el ensanche, que atraen la actividad residencial y comercial más boyantes. Ha sido, y es, la factura de la especulación, acompañada de un IVA demasiado elevado para ser asumido.Desde hace meses, con sigilo y absoluto secretismo, varios departamentos municipales han participado en la elaboración del plan Urban 2000. Trazadas la metodología de trabajo y líneas generales de objetivos, sólo resta asegurarse el apoyo de los agentes sociales, que se da por seguro, y una adecuada tramitación ante los organismos europeos para que la recuperación de una importante área geográfica urbana comience a tomar forma. Es precisamente ese sigilo el que invita a considerar la seriedad del proyecto. Europa está decidida a recuperar ciudades y barrios en crisis, tiene dinero para ello y espera recibir proyectos de los países miembros antes de final de año. El plazo de la convocatoria para que Alicante y la Generalitat trasladen el programa al Ministerio de Hacienda expira el día 15. Apenas siete días hábiles para afrontar un problema y sentar las bases de lo que puede traducirse en un giro completo a la situación. De entrada, el análisis de la realidad socio-económica del área afectada, el diagnóstico de la enfermedad que se ofrece, es tan duro como real. Se trata de barrios degradados, envejecidos, despoblados y olvidados. Que un alcalde asuma eso con respecto a su ciudad ya es algo. Que siga la marcha.
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